El pasado jueves 22, en la sede madrileña de Ayuda a la Iglesia Necesitada, el obispo de la diócesis de Multan, Paquistán, y delegado para el Diálogo Ecuménico, Andrew Francis, participó en una mesa redonda sobre «Libertad religiosa: problemas y desafíos actuales» junto al padre Justo Lacunza Balda, rector emérito del Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos en Roma.

Ambos hablaron de las persecuciones que sufren los cristianos en el mundo y en particular en Pakistán, dónde desde hace más de 20 años existe una Ley de Blasfemia que castiga y ejecuta a aquellos no-musulmanes acusados de haber blasfemado contra el Islam.

Lacunza comentó que «no hay ni un sólo Estado que condene la persecución que sufren los cristianos en Pakistán, ni siquiera las Naciones Unidas. Los gobiernos se escabullen y hablan de cosas secundarias como el velo o los minaretes, que son elementos culturales”.
 
También señaló que «en Afganistán, a principios de mes, un diputado de La Casa del Pueblo se levantó y solicitó la ejecución pública de todos los cristianos».

«La libertad religiosa debe ser defendida por ser un derecho humano, y no como reciprocidad, ya que el cristianismo predica que el amor al prójimo es gratuito», apostilló el sacerdote.


El obispo de Multan, por su parte, avaló con su testimonio personal el sufrimiento que padecen los cristianos en Pakistán.

«Estoy sentado aquí y es mi segunda vida en la tierra», dijo refiriéndose al ataque que sufrió, cuando era sacerdote, por parte de dos sicarios contratados por sus vecinos musulmanes.

El obispo Francis afirmó que «los cristianos de Pakistán son gente muy santa, que tienen como única arma el Evangelio» y enumeró algunas de las obras que promueve en su diócesis en favor del entendimiento. «Todas las iglesias que construimos tienen una capilla para la Virgen, a donde van musulmanes a rezar y muchas veces son más numerosos que los católicos».