Andrea Tornielli, de la Oficina de Prensa vaticana, aprovechó el vuelo de vuelta desde Sudán a Roma para preguntar a Justin Welby, Primado de la Comunión Anglicana, sobre la colaboración entre denominaciones cristianas.
"Nos hemos acostumbrado, como Iglesias, a vivir separadas... pero lo normal es que la Iglesia trabaje como una sola", le dijo Welby.
Considera histórico el viaje conjunto a Sudán del Papa Francisco, el moderador de la Iglesia presbiteriana de Escocia y él, como representante del mundo anglicano.
"Que estos tres líderes religiosos hayan ido juntos por primera vez en la historia, ciertamente desde la Reforma, antes de la cual dos de nuestras Iglesias no existían, creo que es un signo de esperanza para la paz y la reconciliación en todo el mundo. Si quienes pasaron 150 años matándose y los 300 siguientes condenándose [se refiere a católicos y protestantes] pueden ahora buscar juntos la paz y la reconciliación, entonces cualquiera puede hacerlo", afirma Welby.
"No suelo llevarlo, pero en este momento llevo el anillo que el Papa Pablo VI regaló a mi predecesor Michael Ramsey en los años sesenta, como primer signo del vínculo entre nuestras Iglesias. Y ese vínculo -ese anillo- y luego el báculo pastoral que me dio el Papa en 2016, juntos nos hablan poderosamente de un cambio de corazón", añade.
Welby ve 3 campos que están acercando a las distintas denominaciones cristianas y las hace colaborar: uno espiritual (a través de la Renovación Carismática), otro de ayuda a cristianos perseguidos, otro de trabajo para construir la paz.
"El movimiento del Espíritu en las iglesias, particularmente muchos movimientos dentro del movimiento carismático, diría yo, y los movimientos entre congregaciones a nivel local, han derribado muchas de las barreras que nos separaban y nos han permitido experimentar el ecumenismo. Así se puso en práctica el ecumenismo. La Segunda Guerra Mundial y, tras ella, la Cortina de Hierro y el comunismo nos dieron el ecumenismo del sufrimiento. Y el ecumenismo de llevar el Evangelio de la paz, tanto para la paz física en la guerra como para la paz en el corazón humano, es lo tercero", añade.
Sobre Sudán del Sur, detalla que "cada vez que he hablado allí en los dos últimos días, se oían los gritos de la multitud cuando alguno de nosotros mencionaba la paz, la seguridad de las mujeres y la necesidad de acabar con la corrupción. El pueblo de Sudán del Sur exige la paz. Los líderes deberían darla".
El Papa, el arzobispo anglicano Welby, de morado, y el moderador presbiteriano Greenshields, de azul.
Sobre la unidad de los cristianos, comenta: "¿Cuántas personas resucitaron de entre los muertos el Domingo de Resurrección?". Uno. ¿Cómo podemos ser tantas iglesias? ¿Y qué hacemos al respecto? Sólo hay una resurrección, que es la fuente de nuestra vida. Hay un Dios crucificado, que es la fuente de nuestro perdón. Hay un solo Espíritu, como dice Pablo en 1 Corintios, que es la fuente de la vida de la Iglesia y de nuestros dones. Dios ha hecho todo lo que hace posible nuestra reconciliación. Sólo el orgullo humano se resiste a ello".
Luego matiza que la separación entre las iglesias cristianas se parece algo a "las parejas de asesoramiento matrimonial que he conocido, que han vivido vidas separadas durante muchos años. Y se han acostumbrado a estar separados. Lo consideran normal. Necesitamos que se nos recuerde constantemente, y espero que este viaje recuerde a la gente que lo normal es que la Iglesia trabaje unida. Lo anormal es competir".
Y añade: "Todos necesitamos la confrontación con Cristo que nos llama y nos dice: "Sígueme", no sigas a mí y a él y a él y... así sucesivamente".
La ayuda británica a Sudán del Sur
La Iglesia de Escocia y ONGs como Christian Aid recuerdan que en 2021 el Reino Unido recortó en un 60% las ayudas que daba a la paz y el desarrollo en Sudán del Sur, que tiene el inglés como lengua franca y fue colonia británica en el siglo XIX y parte del XX.
El otro jerarca de este viaje ecuménico ha sido Ian Greenshields, actual moderador de la Iglesia de Escocia, una iglesia presbiteriana (con presbíteros pero sin obispos) que antaño fue hegemónica en Escocia. Hoy está muy debilitada y, como el anglicanismo, minada por doctrinas cada vez más alejadas de la Biblia, sobre todo en moral sexual y familiar. Pero en África mantiene un importante trabajo caritativo, especialmente acompañando a la Iglesia Presbiteriana de Sudán del Sur, sobre todo con un programa de reconciliación y paz desde 2015.
Ian Greenshields dijo sobre este viaje, a la vuelta: "Me embarqué en esta histórica Peregrinación de Paz con mis hermanos en Cristo para destacar un país paralizado por la guerra civil y decir la verdad al poder [político] mientras aseguraba a la gente local que son amados por Dios y deben amarse unos a otros profundamente. Eso ya se ha hecho y ahora depende de los que pueden marcar la diferencia iniciar el proceso de paz con urgencia. Las acciones hablan más que las palabras y el mundo está mirando".
Sudán del Sur se independizó del norte, musulmán y fundamentalista, en 2011, pero después se atascó en guerras civiles entre distintas facciones étnicas, especialmente entre los dinka y los nuer. Se calcula que en esta década de guerras civiles han muerto 400.000 personas, 2 millones están desplazadas y 9 millones necesitan ayuda humanitaria, de las que 8 millones están en riesgo de pasar hambre. Además, mujeres y niñas son víctimas de violencia y violaciones por parte de grupos armados en todo el país.