En el norte de Nigeria los cristianos representan menos del 5% pese a que en el conjunto del país el número de los seguidores de Cristo es aproximadamente el mismo que los musulmanes. Y es precisamente en esta zona donde los yihadistas de Boko Haram o los pastores fulani actúan con mayor impunidad contra ellos.
Precisamente en Gusau, capital del norteño estado de Zamfara, se encuentra un convento de dominicas. Entre ellas se encuentra sor Jacinta Nwaohiri. Ella misma confirma que es “una población que sufre mucho” pues “en el norte de Nigeria, los cristianos son sistemáticamente perseguidos y asesinados por el grupo terrorista Boko Haram por oponerse a la exigencia de introducir la sharia en toda Nigeria y no rechazar las influencias de la educación occidental”.
Ella misma ha sido víctima de Boko Haram
Tal y como relata a Ayuda a la Iglesia Necesitada, sabe de lo que habla, porque ella misma lo ha vivido: una mañana, Boko Haram invadió su aldea, destrozó todo a disparos y la quemó. El temor de la población cristiana es cada vez mayor, porque los nómadas, predominantemente musulmanes de la tribu Fulani, responsables de ataques brutales en todo el país, les amenazan periódicamente. “Vuelve a haber de nuevo muchos ataques, que producen una desgracia inmensa”, lamenta.
En su convento de Gusau, que actualmente cuenta con 17 religiosas, Jacinta Nwaohiri se ocupa principalmente de la educación de la población y apoya a los campesinos pobres en su búsqueda de trabajo para luchar contra el hambre, lo que plantea grandes desafíos al país.
“Ayudar a la gente para que se ayude a sí misma” es importante en todas las áreas. También menciona como un problema importante el hecho de que las niñas del país contraigan tradicionalmente matrimonio con hombres mayores a una edad muy temprana, a menudo a los 12 años. “Tenemos que ocuparnos de su educación. Esta es la única clave para darles independencia y autodeterminación”, dice sor Jacinta.
Una fe que da esperanza a un pueblo
La religiosa espera que el gobierno pueda controlar la violencia en el país para que las personas desplazadas puedan regresar a sus aldeas y casas. Está muy agradecida por el apoyo que presta Ayuda a la Iglesia Necesitada, que ya ha hecho mucho bien en el país. En los últimos años, ACN ha financiado —entre otras cosas— la formación de once novicias dominicas y ha cofinanciado la construcción de un edificio para las religiosas.
“A pesar de los muchos problemas y sufrimientos del país, los nigerianos están llenos de vida”, dice sor Jacinta. “La asistencia regular a la iglesia, nuestra fuerte fe y confianza en Dios nos dan fuerza y la voluntad para sobrevivir día a día”.