Asia Bibi ya está libre fuera de Pakistán pero su vida y la de su familia están muy lejos de la normalidad con la que deberían poder vivir. Estos cristianos viven actualmente ocultos en algún punto de Canadá ante las amenazas que los yihadistas han realizado contra ellos tras la absolución por parte del Supremo de las acusaciones de blasfemia por las que fue condenada a muerte.
Esta cristiana ha realizado ahora unas declaraciones al diario The Sunday Telegraph en las que ha asegurado que espera poder trasladarse junto a su familia a algún país europeo en los próximos meses.
El dolor por el sufrimiento de sus hijas
Igualmente, Asia Bibi relata cómo vivió los años de prisión y el hecho de estar condenada a la horca por un delito que no había cometido. “Mis hijas han sufrido y esto ha tenido un gran impacto en mi vida”, reconoce.
Durante las visitas que le realizaban en la cárcel, Asia confiesa que nunca lloró delante de sus hijas “pero cuando se iban solía llorar sola, llena de dolor y de pena. Solía pensar en ellos todo el tiempo, cómo estarían viviendo…”.
En el tiempo que vivió encarcelada afirma que a veces se sentía desanimada: “Perdía la valentía de simplemente preguntarme si saldría de la cárcel o no, y que pasaría después, si me quedaría allí toda la vida”.
Los otros Asia Bibi
Sin embargo, Asia Bibi ha querido recalcar un mensaje muy importante en las que son sus primeras declaraciones tras salir de Pakistán: “Hay muchos otros casos en los que los acusados están en la cárcel durante años y también sus condenas deberían revisarse. El mundo debería escucharlos”.
De este modo, esta cristiana hace un llamamiento al pedir “al mundo entero que preste atención a este problema. Tiene que saberse cómo cualquier persona puede ser acusada de blasfemia sin una investigación adecuada, sin pruebas reales. Esta ley de blasfemia debe ser revisada y debe haber mecanismos de investigación adecuados a la hora de aplicarla. No se puede acusar a alguien de ‘impío’ por estos actos y sin ninguna prueba”.
The Telegraph recuerda en su reportaje que según los datos del Departamento de Estado de EEUU hay al menos otros 77 pakistaníes encarcelados por este mismo delito de blasfemia. Por su parte, Ján Figel, enviado especial para la promoción de la libertad religiosa de la Unión Europea declara que el caso de Asia Bibi y la decisión final de la Justicia “pueden servir como base para las reformas en Pakistán, ya que tiene un sistema muy obsoleto de legislación sobre la blasfemia, que se utiliza mal y muy fácilmente contra vecinos y personas inocentes”.