Tras el anuncio por la Santa Sede de un acuerdo "provisional" con el gobierno comunista chino, el cardenal Joseph Zen ha mostrado, en unas declaraciones a Asia News, su inquietud ante la naturaleza del pacto alcanzado.
Por un lado, critica el uso de la palabra provisional, por cuanto "si nadie pide modificar o anular el acuerdo, éste es, aunque provisional, un acuerdo en vigor", así que "la palabra provisional no dice nada".
En cuanto al contenido, lamenta que no se ofrezcan más detalles, al menos en el momento de informar de la firma del acuerdo.
"¿Qué mensaje manda entonces la Santa Sede a los fieles de China con este comunicado? ¿Confiad en nosotros, aceptad lo que hemos decidido?
»Y ¿qué dirá el gobierno a los católicos de China? ¿Obedecednos a nosotros, la Santa Sede ya está de acuerdo con nosotros?
»¿Aceptar y obedecer sin saber qué se debe aceptar y en qué se debe obececer? ¿Una obediencia tamquan cadaver [como un cadáver], en el lenguaje de San Ignacio?
»Nos preocupa particularmente saber: "el nombramiento de obispos" ¿incluye también la legitimación de los siete? ¿Incluye también una nueva designación de los obispos de la comunidad 'clandestina' cuando sean presentados por el gobierno? Y a quienes no acepten esa nueva designación, ¿solo les queda dar gracias al gobierno si al final los reconoce como obispos eméritos?".
Según lo que se conoce del acuerdo, éste efectivamente implica el reconocimiento de los siete obispos de la llamada Iglesia Patriótica, títere del Partido Comunista, y que los obispos serán propuestos por el gobierno y nombrados por el Papa.