En Jerusalén, obispos católicos, ortodoxos y protestantes han realizado conjuntamente una ceremonia de oración especial, en signo de protesta por la decisión de la Corte Suprema Israelí de rechazar una apelación presentada por el Patriarcado greco-ortodoxo que impugnaba la venta de propiedades en el barrio judío de Jerusalén a un grupo de colonos judíos.
En la puerta de Jaffa, uno de los más famosos puntos de acceso a la ciudad santa, se reunieron jerarcas de las distintas iglesias cristianas, entre ellos el patriarca grecoortodoxo Teófilo III, el arzobispo de la Iglesia Etíope Aba Embakob, el arzobispo anglicano Suheil Dawan, el obispo auxiliar latino Giacinto-Boulos Marcuzzo y el custodio de Tierra Santa, Francesco Patton.
La protesta, según se informa en un comunicado del Patriarcado de Jerusalén, culminó dentro del Hotel Imperial, donde el patriarca Teófilo hizo un discurso breve, oponiéndose a las iniciativas de grupos radicales (nacionalistas religiosos judíos) que terminan desnaturalizando “la integridad y el carácter del barrio cristiano de Jerusalén”.
“Los colonos quieren apoderarse de nuestro patrimonio”, denunció. Pidió que la ley y el estado de derecho frenen los intentos de expropiación de propiedades eclesiásticas. Invitó a participar en la Jornada Internacional de oración por las comunidades cristianas de Jerusalén, a celebrarse en septiembre.
Una asociación activista judía para apoderarse de la Ciudad Vieja de Jerusalén
El núcleo de la controversia es la adquisición de tres edificios pertenecientes a la Iglesia greco-ortodoxa que actualmente son propiedad -según fue establecido por los jueces- del grupo activista judío Ateret Cohanim, una asociación religiosa judía que busca judaizar la Ciudad Vieja de Jerusalén, que tradicionalmente es de mayoría palestina y con mucha población cristiana.
En junio, con una decisión sorprendente por la rapidez y el modo en que fue tomada, la Corte Suprema rechazó la apelación del Patriarcado greco-ortodoxo de Jerusalén, alegando que dicha transacción se había efectuado a través de intermediarios extranjeros y que no se habían registrado irregularidades en ella.
Los edificios se encuentran en la zona palestina de Jerusalén, que ha sido ocupada y anexada por el Estado israelí.
En el pasado, los líderes cristianos de Tierra Santa ya habían denunciado las iniciativas de la asociación judía, que hace tiempo promueve una campaña de ocupación y adquisición de inmuebles en la parte cristiana de la ciudad antigua.
Según varias Iglesias, no solo se está “atentando contra los derechos de propiedad”, sino también y simultáneamente, “contra el status quo que regula las relaciones entre las distintas comunidades religiosas”, lo cual, a futuro, podría convertirse en una “amenaza” para la supervivencia misma de los cristianos.
Ateret Cohanim quiere la “judeización” de la ciudad santa y, a través de intermediarios y sociedades de terceros, ya se ha apoderado de varias propiedades inmobiliarias en el área. Los tres edificios de la polémica que se viene arrastrando desde hace 14 años, se encuentran en las inmediaciones de la puerta de Jaffa, uno de los puntos de acceso más utilizados por los cristianos locales y peregrinos que quieren llegar a la Basílica del Santo Sepulcro y a los demás lugares santos. Con esta venta, la sociedad se ha convertido en propietaria de la mayoría de los edificios situados entre la misma puerta de Jaffa y el mercado árabe.