El misionero polaco Anthony Wieslaw Krótki, de 58 años, es desde 2013 el obispo de Churchill-Bahía de Hudson, una diócesis ártica, con una superficie 4 veces más grande que toda España, pero en la que apenas viven unas 38.000 personas, de las que unas 11.000 son católicas, organizadas en una treintena de comunidades muy dispersas.
En esta diócesis está la pequeña y gélida ciudad de Iqaluit, con menos de 8.000 habitantes, que es la capital de Nunavut, al enorme y fría región autónoma canadiense de Nunavut, con unos 30.000 habitantes en total.
La parroquia católica de la Asunción en Iqaluit, capital de Nunavut (foto de David Venn en Nunatsiaq News).
Allí llegará el Papa en la tercera fase de su viaje a Canadá, visitará una escuela y saludará a los feligreses de la parroquia de la Asunción, que son minoría en la ciudad (la mayoría es anglicana). Iqaluit fue elegida para este viaje por poder alojar viajeros en sus instalaciones hoteleras y estar razonablemente comunicada con otras poblaciones inuit, ha comentado el obispo.
(Fotos de confirmaciones y otras fiestas parroquiales en Iqaluit aquí).
Krótki ha explicado a VaticanNews en inglés algunas particularidades de su diócesis y sus feligreses. Señala que ya en 1996 su diócesis ártica fue la primera en emitir unas disculpas públicas y oficiales a los ex-alumnos de la única escuela residencial católica de la zona, que además solo funcionó 15 años.
Hubo algunos "abusos inaceptables", señala. Pero también apunta que la escuela daba buena educación: muchos ex-alumnos se convirtieron en líderes en su sociedad, en el gobierno regional y en las negociaciones legales por la reclamación de tierras.
En esta diócesis enorme y casi sin sacerdotes, muchos laicos de etnia inuit (esquimales) son los que atienden las parroquias y comunidades. Muchas veces, los sacerdotes sólo pueden llegar a las parroquias en avión.
Como desde 2016 depende de la Congregación de los Obispos, y no ya de Evangelización de los Pueblos, oficialmente la diócesis no se consideraría territorio de misión... pero a todos los efectos se parece mucho a una misión remota y frágil.
En la parroquia de Iqaluit, dedicada a la Asunción de la Virgen, hay feligreses indígenas y una gran población multicultural no indígena.
Líderes laicos y religiosos con experiencia
"En la población de Nunavut, el 80% son inuit, y se declaran cristianos, principalmente siguiendo las tradiciones anglicana y católica romana. Nuestra diócesis fue una de las primeras en formar líderes laicos para asumir este tipo de función ya en 1968, pero hoy es un desafío atraer a la próxima generación de líderes que sufren el choque cultural asociado con la rápida modernización y el estigma social asociado por no ivir siempre una vida perfecta", señala.
Los religiosos que han trabajado aquí han sido sobre todo los Oblatos de María Inmaculada (con mucha tradición misionera en zonas gélidas de todo el mundo) y las Monjas Grises de Montreal (las Hermanas de la Caridad, fundadas en Montreal en s.XVIII por la viuda y religiosa Santa María Margarita de Youville, primera persona nacida en Canadá en ser canonizada).
"Tenemos la colección más grande de materiales bíblicos y litúrgicos impresos en un idioma indígena en Canadá, con un énfasis especial en los últimos años en el desarrollo de ayudas para líderes laicos. En muchos sentidos, los inuit siempre han sido parte integral de la difusión de las Buenas Nuevas en su tierra. Guiaron a los misioneros a visitar campamentos de avanzada, les enseñaron el idioma y les mostraron cómo recoger animales de la tierra y el mar. En algunas áreas, ellos mismos fueron los que llevaron el mensaje del cristianismo a otros campos", explica el obispo.
Pero la ciudad de Iqaluit, como capital de Nunavut, tiene dificultades particulares. Muchos empleos técnicos necesitan una alta capacitación y se la quedan habitantes que no son inuit. Solo la mitad de los trabajadores son de la etnia local.
"Hasta que el nivel de educación sea mayor, muchos de los trabajos profesionales no serán ocupados por personas locales, y esto crea una tensión porque el grupo de fuera de su territorio accede a las escasas viviendas", apunta el obispo.
En el vídeo, la parroquia de Iqaluit, llena de africanos e hispanos, contentos por la visita papal; la ciudad acaba de aprobar que las iglesias paguen impuestos municipales; la concejal que lo explica lo hace con tres banderas ondeando detrás: la canadiense, la de Nunavut y la LGTB-trans.