Las brutales explosiones que se han producido en el puerto de Beirut han dejado la ciudad con grandes daños, y una parte completamente devastada. Hay más de 300.000 personas desplazadas, miles de heridos, cientos de fallecidos y muchos desaparecidos.
En estos momentos la situación es crítica en el Líbano, un país que vivía una gran crisis económica, política y social. Sin embargo, la Iglesia está volcándose para ayudar a los damnificados, contando además que en esta nación existe una gran infraestructura eclesial debido a que los cristianos representan casi la mitad de la población.
“Es una situación terrible y desastrosa y ahora estamos en medio de una total confusión”, informa a Caritas Internationalis Rita Rhayem, directora de Caritas Líbano, cuyo personal ha tomado medidas de forma inmediata para ayudar a las personas afectadas por la explosión.
Tal y como recoge la Agencia Fides, Rita Rhayem, explica que “la situación es crítica y es la primera vez que nos enfrentamos a una emergencia de esta magnitud, pero no nos detenemos y seguimos adelante para ayudar a todas las personas en dificultad”.
“Hay muchos muertos y muchos heridos, y desde el punto de vista sanitario, la situación probablemente empeorará rápidamente debido a los efectos de los gases tóxicos. Caritas Líbano se está preparando para esta eventualidad, pero nuestros centros de salud no tienen los medios para hacer frente a tal eventualidad y las operaciones de rescate se hacen aún más difíciles por la falta de electricidad”, agrega.
De hecho, la sede de Caritas Líbano también ha resultado gravemente dañada por la explosión. Según fuentes locales, la oficina había cerrado poco antes de la explosión y, por lo tanto, afortunadamente nadie de entre el personal resultó herido.
“El país se ha detenido y estamos viviendo una pesadilla. No tenemos nada para ayudar a la población. Beirut está devastada y estamos totalmente abrumados por la magnitud de los acontecimientos”, agrega el presidente de Caritas Líbano, el padre Michel Abboud.
“Nuestros voluntarios se han movilizado de inmediato para localizar y ayudar a los heridos, que son llevados a nuestros centros de atención primaria, aunque lamentablemente ya están desbordados e increíblemente abarrotados, así como los hospitales. Falta de todo, incluida la comida para sostener a la población afectada”, dice Rita Rhayem.