Aumenta la persecución religiosa en China. Según un informe publicado por la Comisión de los Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF, por sus siglas en inglés) el Partido Comunista Chino estaría ejerciendo "un control total" sobre la Iglesia buscando "erradicar por la fuerza los elementos religiosos" considerados contrarios a la línea del Partido.

Tal y como informa Catholic News Agency, del informe se desprende que la política de "sinización de la religión" -la estrategia del Partido Comunista Chino viola el derecho internacional establecido para proteger la libre práctica de la religión en el país asiático. Esta se trataría según el informe de la subordinación de los contenidos de la fe cristiana "a la agenda política del PCCh y la visión marxista de la religión", y ha sido definida por George Weigel como un "un impulso a los objetivos hegemónicos del régimen comunista chino" y "un llamado a la aquiescencia obsequiosa hacia el programa de control social del régimen".

Como parte de esta sinización, el informe se hace eco de una práctica de Estado cada vez más extendida como es la introducción en los templos de retratos de Xi Jinping como símbolo de la sumisión del culto a las directrices del Partido, de lo que ya informamos en Religión en Libertad el pasado 20 de septiembre.

Una práctica que ya se está aplicando por el Partido Comunista Chino, cuyas autoridades han ordenado la retirada de las cruces de las iglesias y han sustituido las imágenes de Cristo y de la Virgen María por imágenes del presidente Xi Jinping.

Entre otras imposiciones, los mandatarios han censurado textos religiosos, han obligado a los miembros del clero a predicar la doctrina del PCCh y han ordenado la exhibición de consignas del partido en las iglesias

El informe también da cuenta de que para subordinar las religiones al partido, el gobierno obliga a los grupos religiosos a inscribirse en diversas "asociaciones religiosas patrióticas" y sus filiales locales. Para la Iglesia, esto significa inscribirse en la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica en China, oficialmente bajo el control de la Administración Estatal de Asuntos Religiosos de China y del Departamento de Trabajo del Frente Unido del PCCh.

Quien se aparte de esta línea oficial, practique la religión al margen de dichas asociaciones o no reconozca la autoridad de los "religiosos" designados por el Estado, pasa a ser considerado como integrante de una secta, pasando a ser objeto de las disposiciones antisectas que han generado detenciones y encarcelamientos masivos.

Los católicos clandestinos, "una amenaza"

Asif Mahmood, integrante de la Comisión de los Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional, detalla que estos "católicos clandestinos" son percibidos por el Partido Comunista Chino como una amenaza al no admitir su pretendida potestad para dictar la doctrina religiosa y regular los asuntos religiosos.

"Si bien algunos católicos eligen practicar su culto legalmente dentro de la Asociación Patriótica Católica China controlada por el Estado, ciertamente no son libres ya que deben cumplir con los duros mecanismos de control e interferencia del PCCh. En última instancia, el gobierno chino sólo está interesado en inculcar una obediencia y una devoción inquebrantables al PCCh, su agenda política y su visión de la religión", declaró Mahmood a Catholic News Agency.

Otra de las prácticas  persecutorias es el desoimiento del acuerdo firmado con el Vaticano en 2018 que sentaba las bases para una cooperación entre las autoridades de la Iglesia y los funcionarios chinos para el nombramiento de obispos. Acuerdo al que las autoridades chinas han renunciado en la práctica "instalando unilateralmente obispos alineados con el PCCh sin la consulta y aprobación del Vaticano", así como "haciendo desaparecer a líderes religiosos católicos clandestinos que rechazan a la Iglesia Católica controlada por el Estado", como son los obispos Peter Shao Zhumin o Augustine Cui Tai.