Los pasados 22 y 23 de septiembre se celebró en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York la autodenominada Cumbre del Futuro, que dio como resultado un Pacto para el Futuro que promueve los postulados ideológicos del globalismo, tal como ya han sido formulados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.

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Este acelerón de la ONU a sus planes mundialistas ya ha empezado también a suscitar rechazo.

Burócratas que quieren imponer a todos "un modo de vida determinado"

El día 24, en el tradicional debate general del 79º periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, el presidente argentino, Javier Milei, hacía una dura crítica a esa Agenda y, sobre todo, a la deriva de las Naciones Unidas en los últimos años: "No vengo aquí a decirle al mundo lo que tiene que hacer; vengo aquí a decirle al mundo lo que va a ocurrir si las Naciones Unidas continúan promoviendo las políticas colectivistas que vienen promoviendo bajo el mandato de la agenda 2030".

Tras elogiar la trayectoria de las Naciones Unidas desde su fundación como agente de paz y cooperación, Milei afirmó que "el modelo de Naciones Unidas, que había sido exitoso... y que se fundaba en la cooperación de los Estados nación, ha sido abandonado; ha sido reemplazado por un modelo de gobierno supranacional de burócratas internacionales, que pretenden imponerles a los ciudadanos del mundo un modo de vida determinado. Lo que se está discutiendo -esta semana, aquí, en Nueva York, en la Cumbre del Futuro- no es otra cosa que la profundización de ese rumbo trágico que esta institución ha adoptado... La Agenda 2030... pretende resolver los problemas de la modernidad con soluciones que atentan contra la soberanía de los Estados-Nación y violentan el derecho a la vida, la libertad y la propiedad de las personas".

Como ejemplo, señaló que la ONU, "que nació para defender los derechos del hombre, ha sido una de las principales propulsoras de la violación sistemática de la libertad, como con las cuarentenas a nivel global durante el año 2020, que deberían ser consideradas un delito de lesa humanidad".

Asimismo, el presidente argentino lamentó "el tutelaje del Foro Económico Mundial [Davos], donde se promueven políticas ridículas con anteojeras maltusianas -como las políticas de Emisión Cero- que dañan, sobre todo, a los países pobres", y rechazó el impulso globalista "a las políticas vinculadas a los derechos sexuales y reproductivos, cuando la tasa de natalidad de los países occidentales se está desplomando, anunciando un futuro sombrío para todos".

El importante discurso de Javier Milei ante la Asamblea General de la ONU, centrado, entre otras consideraciones de índole personal o nacional, en una dura crítica a la implantación dictatorial de una ideología globalista envuelta en bellas palabras.

Milei anunció que "estamos ante un fin de ciclo", porque "el colectivismo y el postureo moral de la agenda woke se han chocado con la realidad y ya no tienen soluciones creíbles para ofrecer a los problemas reales del mundo. De hecho, nunca las tuvieron. Si la Agenda 2030 fracasó -como reconocen sus propios promotores- la respuesta debería ser preguntarnos si no fue un programa mal concebido de inicio, aceptar esa realidad y cambiar el rumbo. No se puede pretender persistir en el error redoblando la apuesta de una agenda que ha fracasado".

Y anunció que Argentina no va a aceptar el anunciado Pacto del Futuro.

Por qué rechazar el Pacto del Futuro

Este rechazo, no solo de Argentina sino de muchos otros países, a la aceleración globalista en la ONU es uno de los puntos críticos señalados por Profesionales por la Ética a esa iniciativa, en una primera valoración que hizo pública este jueves: "Una cuarta parte de los países integrantes de la ONU no ha aprobado el documento, votando en contra, absteniéndose o no participando en la votación. Es un fracaso que un documento de este calado y ambición reciba este bajo respaldo".

Por otro lado, y entrando en el fondo del asunto, el comunicado señala que "el Pacto para el Futuro insiste en un inaceptable mesianismo globalista que encomienda a Naciones Unidas y otras 'instituciones multilaterales' la 'liberación de la raza humana' (principio 18), pretendiendo dotar a aquellas de mayor poder regulador". 

Profesionales por la Ética apunta además el escaso papel que el Pacto para el Futuro atribuye a la familia y a la religión: "En el conjunto de los 18 principios iniciales y 56 acciones del cuerpo principal del documento, la familia solo es mencionada en cuatro ocasiones, pese a ser la institución social básica con carácter universal. En cuanto a la religión, dimensión sustentadora del significado existencial de miles de millones de ciudadanos en todo el mundo, tan solo aparece citada en cinco ocasiones, cuatro de las cuales se refieren a sus aspectos problemáticos o conflictivos, como obstáculo para la igualdad o la paz".

Por último, "el documento resulta completamente explícito en la imposición universal de la ideología de género en sus diferentes manifestaciones", además de los "derechos reproductivos" que incluyen campañas masivas por la anticoncepción y el aborto.

"Las anteriores consideraciones son suficientes para rechazar este nuevo documento de Naciones Unidas", concluye este análisis, que denuncia "la intención de las autoridades para evitar el necesario debate ciudadano en las naciones, imponiendo a espaldas de la población determinadas políticas globales".