El pasado viernes moría asesinado en Burkina Faso el sacerdote misionero salesiano Antonio César Fernández, cordobés de 72 años, víctima de un ataque de yihadistas. El propio ministro de Exteriores de España, Josep Borrell, en una rueda de prensa informaba que “han sido ocho terroristas que habían atacado un puesto aduanero. El religioso ha tenido la desgracia de pasar por ahí en ese momento. También han matado a su chófer”.

Esta versión, que fue la que trascendió de manera generalizada, asegura que el religioso murió el viernes a las 15.00 cuando un grupo de yihadistas en motocicleta atacó con armas de fuego un puesto aduanero, matando al misionero y a cinco funcionarios locales.

Una muerte diferente

Sin embargo, según se van clarificando los hechos queda claro que la muerte del misionero no fue tan fortuita como parecía indicar el ministro sino que fue ejecutado a quemarropa por el hecho de ser misionero, por lo que entonces entraría en el terreno del martirio.

Según la nota de los propios salesianos “los atacantes detuvieron el vehículo en el que viajaba el salesiano español con otros dos salesianos togoleses. Durante una media hora registraron el vehículo, y después se llevaron a Antonio César hacia el bosque, donde fue asesinado”.

Esta nueva versión cambia completamente las cosas. En estos momentos, según informa El Confidencial, la Fiscalía de la Audiencia Nacional investiga la muerte de este misionero y ha abierto diligencias tras recibir un oficio de la Comisaría General de Información en el que se da cuenta de lo sucedido”.

Separado y ejecutado

El atestado policial afirma que el religioso español "fue detectado por los terroristas, separado del resto de misioneros con los que viajaba y ejecutado mediante disparos de arma de fuego".

La Agreduría de Interior de España en la zona ha informado de que el misionero regresaba en automóvil a su comunidad en Uagadudú tras participar en una reunión de la Inspectoría Salesiana de Africa Occidental Francófona (AFO) en Lomé (Togo) cuando coincidió con la facción armada.  Otros religiosos que viajaban con él han sobrevivido. El atentado acabó con la vida del chófer del vehículo y varios funcionarios burkineses.

Un misionero veterano

Antonio César Fernández Fernández, nacido en Pozoblanco (Córdoba) en 1946, tenía pues 72 años y había sido misionero en diversos países de África desde 1982, siendo fundador en dicho año de la presencia salesiana en Togo, su primer destino. Trabajó como maestro de novicios y ejerció, entre otras funciones, como delegado del África Occidental Francófona en el Capítulo General de la orden en 2002. Llevaba 55 años como salesiano y 46 como sacerdote.

Este ataque se enmarca dentro de la ola de violencia que asola Burkina Faso desde 2015, en un contexto que ha vivido un recrudecimiento de la amenaza terrorista en las últimas semanas tras la celebración de la V Conferencia de Jefes de Estado del G5 del Sahel, en la que este país asumió la presidencia rotatoria.