En la República islámica de Pakistán, no es raro que las autoridades políticas, judiciales y las fuerzas de seguridad hagan oídos sordos cuando se trata de la seguridad de los cristianos, (menos del 1,6% de la población). El último caso que lo atestigua es el de Saima Gulzar, una joven cristiana de la región cuyo secuestro el pasado mes de abril es conocido por las autoridades, pero estas afirman pasivamente "no poder localizarla".
Según informa Asia News, el secuestro tuvo lugar hace dos meses, bajo la autoría de un conocido del trabajo de la joven, movido con la intención de convertirla forzadamente al islam y casarse con ella.
Sucedió el pasado 5 de abril, a plena luz del día y ante la mirada de no pocos testigos. Saima salía de su trabajo en una fábrica cuando, de camino a casa, fue abordada por su compañero de trabajoMuhammad Sajid. Este asaltó a la joven desde un coche blanco con otros dos cómplices, que la introdujeron en el coche y huyeron.
Saima pudo gritar a tiempo pidiendo ayuda a los testigos que presenciaron el secuestro. Dos de ellos, Arshad Masih e Irfan Masih, trataron sin éxito de detener el coche y a sus secuestradores armados, que lograron huir.
Es llamativa la pasividad con la que autoridades y conocidos de la joven abordan su secuestro.
Gulzar Masih, padre de la joven, pidió ayuda al dueño de la fábrica donde trabajaba su hija, pero este le respondió afirmando que no emprendería ninguna acción legal contra los secuestradores. Tampoco le prestaría ninguna ayuda al saber la joven adoptó forzadamente el islam y se casó con su secuestrador.
La policía tampoco coopera en la investigación de los sucesos, denunciados por el padre: pese a conocer al delincuente, afirman no poder hacer nada ni saber de su localización.
Solo una organización, Human Rights Focus Pakistan, ha emprendido acciones legales en defensa de la joven y su familia, que presentaron una denuncia ante la Corte de Faisalabad (Pakistán).
Ya se han celebrado dos audiencias, una el 21 de mayo y la segunda este 2 de junio, pero la policía continúa mostrándose renuente a colaborar.
La policía, "parcial" ante secuestros de cristianos
Naveed Walter, presidente de Human Rights Focus Pakistan, denunció la pasividad institucional: "En dos meses, la policía aún no ha podido localizar a Saima Gulzar ni a su autor. El secuestrador ha sido claramente identificado, dos testigos oculares han declarado ante el tribunal, el propietario de la fábrica ha admitido el secuestro por parte de un compañero; ¿por qué la policía no ha actuado todavía? Cuando son las niñas de las minorías las que son secuestradas, la policía suele ser parcial y ofrece más espacio para la protección de los autores que para la protección legal".
Junto con el cese de las persecuciones y asaltos a minorías, el directivo de esta organización lucha activamente por que se promulguen legislaciones y restricciones que impidan las conversiones forzadas, lo que ya fue rechazado por el exprimer Ministro Imran Khan, por oponerse al "establishment islámico".
"Además de las reformas electorales, también son necesarias reformas en los procesos legislativos para disminuir la influencia de la ideología islámica, que ha considerado la mayoría de los proyectos de ley sobre minorías", expresó Walter.
En Pakistán, más del 96% de la población profesa el islam. La reducida minoría se divide en hinduistas (1,85%), cristianos (1,9%, algo más de cuatro millones) y un 1% que afirma no practicar ninguna religión.
La organización de ayuda a los cristianos perseguidos Puertas Abiertas destaca el "temor constante" al que viven sometidos en Pakistán, especialmente ante las acusaciones de blasfemia -que puede implicar la muerte-, la destrucción de sus propiedades, prisión, palizas o ejecuciones.
"También hay informes de niños cristianos sujetos a abuso sexual. Los hombres a menudo se ven obligados a aceptar trabajos de menor categoría y se les considera impuros. Si bien existe una clase media cristiana –en la que no todos tienen trabajos de categoría inferior– la discriminación y la inferioridad social son omnipresentes. Los hombres y los niños también pueden ser puestos en trabajos forzados, comúnmente en fábricas" -como es el caso de Saima-, expresa esta organización.
Desde la década de 1990, cientos de cristianos han sido condenados por "profanar el Corán" o "blasfemas contra Mahoma", aunque los expertos afirman que la mayoría de estas acusaciones se deben a disputas personales contra los cristianos, informa BBC.