Está en auge en todo el mundo el interés por la cocina y por el fomento de vocaciones profesionales entre niños y jóvenes, como atestiguan el éxito de franquicias televisivas como Master Chef y la proliferación de otros concursos similares de cazatalentos.
El Instituto Pontificio Notre Dame de Jerusalén ofrece algo que otorga un valor especial a su ya tradicional escuela culinaria: el conocimiento de cocinas internacionalesmuy diversas, y la integración entre los alumnos.
Entrevistados por Christian Media Center, algunas alumnas como Yasmine, de 12 años, y Christine, de 11, destacan la variedad de estilos que trabajan: platos mexicanos o italianos, entre otros, hamburguesas, crêpes, tortillas…
"Cuando mi madre está cansada, cocino yo en su lugar"
“Cuando mis padres quieren algo que he cocinado aquí soy yo quien se lo prepara”, añade Sam, orgulloso. Y Hermine, de 9 años, también proclama la utilidad de lo aprendido: “Cuando mi madre está cansada, cocino yo en su lugar”.
Durante cuarenta horas repartidas en dos semanas, los niños y adolescentes entre 8 y 17 años, tanto cristianos como musulmanes, aprenden el arte de la gastronomía, y consejos para una alimentación sana, y todo ello con material totalmente profesional.
Bajo la batuta del chef Nabil Aho, la gastronomía del Notre Dame de Jerusalén se basa en la alta cocina francesa, con influencias mediterráneas.
“No solo aprenden a cocinar”, resalta el chef, Nabil Aho, “sino también higiene, seguridad alimentaria, historia de la alimentación y terminología en inglés y en árabe”. Además, “las madres están muy contentas porque los niños se divierten durante cuatro horas, desde las nueve hasta la una, durante diez días. Las familias están verdaderamente satisfechas”.
No solo aprenden a cociner: también disciplina, responsabilidad e integración, y todo ello haciendo nuevos amigos.
Información publicada originariamente en la Fundación Tierra Santa