Monseñor Jesús Carlos Cabrero, Arzobispo de San Luis Potosí, México, emitió el pasado 3 de mayo un decreto de excomunión. El castigo fue impuesto a un grupo de delincuentes que ingresó al templo de San Martín de Porres para hurtar y cometieron un grave sacrilegio contra la Eucaristía. Para llevarse los vasos sagrados tiraron al suelo las Hostias consagradas, lo cual causó indignación en los creyentes, señala la agencia de noticias Gaudium Press.
La excomunión da testimonio de la sacralidad de la Eucaristía
El Obispo explicó en su decreto la motivación del grave castigo impuesto. El prelado citó su “responsabilidad del cuidado de la disciplina de los sacramentos” así como su intención de “de dar testimonio del gran valor sacramental de la presencia real de Jesucristo Vivo en el depósito eucarístico”.
“Ante el grave e infame delito de sacrilegio, al ser arrojadas por la tierra las especies eucarísticas”, decretó el prelado, “declaro la excomunión automática reservada a la sede Apostólica de acuerdo a la dispuesto en el CIC en el c. 1367”. El prelado explicó que la afrenta a la Eucaristía es uno de los delitos considerados como graves por parte de la Iglesia y la sanción busca que el hecho no se repita.
Además del castigo, el Arzobispo decretó que se realicen “prudentes actos de desagravio y expiación”. Es estos actos los creyentes deben “pedir al Señor la conversión de los responsables, ofreciendo las oraciones, sacrificios y actos de culto como reparación por la ofensa cometida a la Presencia Real de Nuestro Señor Jesucristo”.
El vocero de la Archidiócesis, P. Juan Jesús Priego, lamentó la falta de eficiencia en la investigación del hurto por parte de las autoridades. El sacerdote denunció que hechos similares ya se han registrado y quedado impunes. “Si los operativos que realizan para combatir el COVID-19, los hicieran para detener a las delincuentes, otro gallo nos cantara”, se lamentó el vocero en declaraciones a El Heraldo SLP.