El pasado 2021 se cumplieron cien años de la fundación del Apostolado del Mar Stella Maris. Se trata de una organización asistencial de la Iglesia católica dedicada a atender espiritual y materialmente a los marinos y tripulaciones que atracan en los puertos donde esta organización tiene una sucursal.
Actualmente, Stella Maris se encuentra presente en 316 puertos de 54 países. 15 de ellos se encuentran en España, con 10 capellanes, 3 diáconos y 114 voluntarios y colaboradores laicos dedicados a esperar a la tripulación para ofrecerle "un hogar lejos del hogar".
En un año, más de 5.400 barcos visitados y más de 6.200 marinos han visitado sus centros. En total, unos 40.000 marinos mercantes y pescadores se benefician de sus visitas y sus instalaciones.
El portal de la Conferencia Episcopal ha entrevistado a una de sus coordinadoras en el puerto de Vigo, Elvira Larriba, que junto a 11 voluntarios se dedica por entero a llevar calidez, ayuda y compañía a los trabajadores portuarios para mejorar sus condiciones.
Una actividad comunmente apreciada
Para Larriba, todo comenzó hace un año, cuando el obispo de su diócesis, mons. Luis Quinteiro Fiuza, le ofreció la responsabilidad de este apostolado. Ella, que conocía Stella Maris por su actividad profesional en el mundo portuario y de la pesca, se sintió atraída por la propuesta y aceptó.
Tan solo un año después, Larriba ha podido comprobar de primera mano como la labor de su apostolado "ha sido siempre valorada entre las gentes del mar".
"Su objetivo era estar cerca de las tripulaciones y hace 25 años la autoridad portuaria les concedió el uso de unas oficinas en el puerto. Independientemente de su color político, los presidentes de la autoridad portuaria han tenido clara la necesidad de un centro donde se procure el bienestar del marino. Y esto sucede también en las otras delegaciones de Stella Maris de España", explica.
Solventando problemas muy reales del marino
La preocupación de Stella Maris por el bienestar de los marinos no se limita a la atención espiritual. Un ejemplo es como su misma coordinadora en Vigo comenzó a ayudar a la tripulación trasladando al parlamento autonómico "las inquietudes e intereses del sector pesquero", "la seguridad, el reconocimiento de la dureza de este trabajo o la defensa de la pesca artesanal" o incluso del "derecho del voto del marino".
"Los que están embarcados en campañas tienen una imposibilidad absoluta de ejercer este derecho fundamental. Y eso es algo que se ha reclamado desde hace muchos años", comenta.
Cinco meses después del naufragio del pesquero gallego Villa Pitancho, los colaboradores de Stella Maris siguen manteniendo a las familias de los fallecidos y afectados entre sus grandes prioridades: "Desde que tuvimos conocimiento de la tragedia contactamos con los familiares de las víctimas para saber qué necesitaban, en qué situación se quedaban".
Conforme pasaban los días y se apagaba el bullicio mediático, mucha atención de la que gozaban los afectados se iba apagando… Pero Stella Maris seguía ahí, acompañando y escuchando.
"Nos han trasladado sus necesidades y estamos en un contacto estrecho para acompañarles en todo este proceso, lo cual es especialmente complicado porque las víctimas son de tres continentes diferentes. Les ayudamos en la gestión, para que puedan acceder a las prestaciones a las que tienen derecho, pero sobre queremos estar a su lado en el duelo, para que se sientan acogidas y respaldadas", comenta.
El objetivo, ser más que benéficos y mantener lo espiritual
Sin embargo, Larriba incide en que Stella Maris no es únicamente asistencial ni enteramente espiritual, sino la mezcla perfecta entre ambas dedicaciones.
Por ello su siguiente paso es la profesionalización, que les permitirá "ser un agente más".
"Colaboran en Stella Maris 11 personas, todos profesionales de distintas áreas relacionadas con la actividad marítima y portuaria. Queremos ir más allá de la acción benéfica para dar un servicio profesional, ser un agente más en el ámbito portuario, y que el resto de operadores del puerto nos tengan como referencia para todas las cuestiones que afecten al bienestar del marino", menciona.
Para ello es necesario estar disponible, en muchas ocasiones, a horas intempestivas y en cualquier momento. Por eso, Larriba comenta que sus oficinas están abiertas todos los días, si bien su dedicación principal es visitar los barcos por ellos mismos: "Tenemos el hándicap de que atendemos a tripulantes que están pocas horas en puerto, pero hoy las comunicaciones nos permiten contactar previamente para saber qué es exactamente lo que necesitan y poder dar una respuesta lo más inmediata posible".
Los voluntarios de Stella Maris están preparados para ofrecer a todos los que lo soliciten por este medio, su ayuda y experiencia en multitud de disciplinas: la Información y el asesoramiento legal, laboral o de extranjería, asistencia social, apoyo médico y acompañamiento en situaciones de crisis y la ayuda material son las peticiones más comunes.
También cuentan con la colaboración de un bufete de abogados especializado en estas cuestiones, el Centro de Escucha de Vigo, hospitales y otras entidades. Pero sobre todo, Stella Maris desea ser "el hogar lejos de su hogar" de los migrantes y así, paliar su desarraigo.
Sin caer en el triunfalismo, de las palabras de Elvira Larriba se percibe optimismo y satisfacción.
"Somos herederos de la excelente labor que durante más de 100 años han desarrollado en el recuerdo de muchos marinos. Muchos tripulantes se acercan a nuestras oficinas porque ya han tenido la experiencia en otros puertos del mundo. Siempre hablan de ello con mucho cariño y con mucho agradecimiento. Tenemos que continuar con esa labor, con esta buena prensa y con este buen hacer que hace de los centros Stela Maris un cauce para la solidaridad de todos aquellos que quieran contribuir a una sociedad más humana" concluye.