Cinco asesinados en 2020, seis iglesias incendiadas o demolidas y 26 episodios de boicot o discriminación por motivos religiosos. Son solo algunos de los más de 327 casos de persecución en la India a los cristianos documentados por Agencia Fides en una lista que, por desgracia “no es exhaustiva”, ni puede serlo.
“Muchos de los incidentes permanecen en su mayoría sin reportar y sin registrar. Debido al temor de más atrocidades, especialmente en áreas rurales; los fieles dudan o se niegan abiertamente a denunciar casos de violencia religiosa a causa del miedo”, confiesa el cristiano Vijayesh Lal.
Desde que en 2014 asumió el poder el Partido Bharatiya Janata –de corte hinduista y nacionalista– los episodios de persecución están creciendo exponencialmente.
No son extraños los casos en que multitudes de miles de personas, alentadas por los líderes político-religiosos, se abalanzan sobre aldeas y zonas cristianas, como sucedió en 2020 en el estado de Chhattisgarh.
Decapitar a los cristianos, consigna religiosa en la India
Precisamente en este estado del centro de la India, el swami –líder espritual hindú– Parmatmanand invitó a los presentes, delegación del Bharatiya Janata incluida, a asesinar a todo aquel que intentase evangelizar o transmitir su fe.
“Tengan palos en su casa. La gente de las ciudades no lo hace, pero en nuestras aldeas también tienen hachas. Deben decapitarlos cuando vengan a realizar conversiones religiosas”, recoge Asia News.
Y luego agrega: “Ustedes se preguntarán por qué un santo como yo habla de violencia. Ustedes dirán: ¿cómo puede ser santo si enciende el fuego? A veces hay que encender el fuego, incluso Hanuman (una deidad hindú) lo hizo. Les digo que no deben perdonar a nadie que venga a convertirlos en su casa, en su calle, en su barrio, en su pueblo”.
La organización Open Doors documenta que, para muchos hindúes, el país debería deshacerse del cristianismo. Utilizan una violencia generalizada para lograr este objetivo, especialmente contra los cristianos de origen hindú. Se acusa a los cristianos de seguir una “fe extranjera” y se les culpa de la mala suerte en sus comunidades. El nivel de la persecución contra los cristianos es, según la organización, extrema.