Una noche de 1952 un hombre buscaba desesperadamente un sacerdote para atender a su padre moribundo y no encontraba ninguno accesible. Así, fundó el Servicio Sacerdotal de Urgencia (SSU) en Argentina, que actúa desde las 9.30 de la noche hasta las 6.30 de la madrugada.
Son equipos de sacerdotes acompañados de voluntarios laicos, que acuden a esas horas a ayudar a enfermos y moribundos. En la diócesis de Mendoza, por ejemplo, hay 31 sacerdotes apuntados al servicio, cada uno con 4 laicos de apoyo. Este fin de semana los SSU de Argentina han celebrado un congreso nacional en Paraná. Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo lo cuenta en Alfa y Omega, y explica que en esas noches de oración con enfermos hay milagros y curaciones asombrosas.
Los milagros de la noche
por Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
«Estoy muy agradecido a Dios y a ustedes. Lo que le pasó a mi bebé fue un signo de Dios. Estoy muy agradecido por que vinieran a darle al Bautismo. Gracias a eso, Dios está ahora en mi bebé». Hace poco más de un año y medio Federico estaba desesperado. Este argentino de la provincia de Mendoza tenía en la unidad de cuidados intensivos a su mujer, y en la unidad de neonatología a su hijo Juan Pedro, Pedrito, que acababa de nacer con apenas 29 semanas de gestación y 1.300 kilogramos de peso.
«Nació un miércoles, lo tenían que sacar sí o sí porque, si no, se morían los dos. Pero el viernes se complicó todo: los pulmones no funcionaban, los riñones tampoco, estaba conectado a un respirador artificial, tenía un derrame en el cerebro… La verdad es que fue un viernes negro», recuerda.
La madre de Federico le recomendó entonces llamar al Servicio Sacerdotal de Urgencia (SSU) para que un sacerdote pudiera bautizar a su hijo, pero él se negó «porque en ese momento no podía pensar en eso». Reaccionó a tiempo y reconsideró su decisión; por la noche llegaron un sacerdote y tres laicos para rezar por el niño. «Nos pusimos todos alrededor el bebé y uno de los guardianes estaba tan impactado por el estado del niño que se le iban mezclando las palabras mientras rezaba», dice Federico.
«Pero fue un antes y un después», reconoce, porque a la mañana siguiente el médico me recibió con un «Hoy es un día para celebrar»: se le había curado todo lo que tenía e incluso pudieron quitarle el respirador artificial. «Fue recibir el agua de socorro y convertirse en un bebé guerrero», dice.
«Fue una experiencia única» que les cambió la vida, y que entre otras cosas «hizo que volviéramos a creer, se ha recuperado nuestra fe».
A partir de entonces, Federico se hizo colaborador del SSU, y, «aunque no voy siempre, acudo siempre que me necesitan». «Vamos a los hospitales a ver enfermos, abuelitos, a llevarles la Unción de enfermos, la Comunión…».
Desde aquel día, «todos en el SSU conocen a Pedrito, porque todos han rezado por él. Cuando me encuentro con a alguien solo tengo que decir: “Soy Federico, el papá de Pedrito”», porque su hijo se ha convertido en «el ahijado particular» del Servicio Sacerdotal de Urgencia.
Pedir ayuda a las dos de la madrugada
La historia de los SSU –que han celebrado un congreso en la ciudad de Paraná, en el que se dará a conocer la experiencia del SARCU de Madrid– comienza en 1952, cuando un abogado de Córdoba (Argentina), el doctor Armando César Sánchez, busca a las dos de la madrugada un sacerdote para que administre la Unción de Enfermos a su padre, enfermo y agonizante. Tras llamar infructuosamente por teléfono a su parroquia, decidió tomar un taxi y recorrer los conventos y parroquias de la ciudad, también sin obtener respuesta.
Al volver a casa se fijó en varios letreros luminosos que anunciaban una farmacia o un médico de guardia, y se preguntó por qué no organizar una atención parecida por parte de un sacerdote. Habló con varios laicos y curas conocidos y presentó el proyecto a su obispo, hasta que el 26 de octubre de 1952 nació este servicio en su diócesis. Un año después daba comienzo en la ciudad de Buenos Aires, y desde entonces se ha extendido por 17 diócesis argentinas, cruzando la frontera hasta llegar a Quito, Santiago de Chile, Lima y, desde mayo de 2017, a Madrid.
Una iniciativa de laicos, pero sin sacerdotes no existiría
El Servicio Sacerdotal de Urgencia es una iniciativa «netamente laical, pero sin los sacerdotes no existiría», afirma Ernesto Pecoraro, del Servicio Sacerdotal de Mendoza (Argentina). En Mendoza, cada uno de los 31 curas apuntados va acompañado de cuatro laicos, que dedican la noche en horario de 21:30 a 6:30 horas a visitar enfermos en hospitales y en sus casas.
«Les damos la Comunión, la Unción de enfermos, la bendición, rezamos por ellos, les ayudamos a prepararse ante una operación grave…», afirma. Y si al teléfono de guardia les llega una llamada especialmente difícil, como las que tienen que ver con el deseo de suicidio, «les derivamos directamente al Teléfono de la Esperanza».
En una mesa como esta (del Servicio Sacerdotal Nocturno de Mar del Plata)
se reciben las llamadas
Desde su fundación en 1954, el SSU de Mendoza ha realizado casi 24.000 guardias nocturnas, en las que ha ofrecido prácticamente 70.000 servicios relacionados con la oración o los sacramentos.
Derrame cerebral, le daban dos horas de vida
Uno de ellos tuvo lugar el 12 de febrero de este año, cuando Christian, un joven de 27 años sufrió un derrame cerebral y al llegar al hospital no le daban más de dos horas de vida. Tenía seccionada una vena del cerebro y durante la operación de urgencia se le infartó uno de los dos hemisferios cerebrales.
«Nos dijeron que iba derecho a la muerte –rememora su tío Carlos–. Entonces me acordé de un compañero mío del trabajo, que era del Servicio Sacerdotal, y le pedí que me mandara un sacerdote. Vino esa misma noche y le dio la Unción de enfermos, y al día siguiente la presión intracraneal empezó a bajar. Sin embargo, el médico nos dijo que las pruebas que le habían hecho mostraban que como mucho iba a quedar como un vegetal. Aun así, a los dos días abrió los ojos; luego empezó a mover algunas partes de su cuerpo. Los médicos decían que solo eran actos reflejos, pero un día empezó a guiñarnos un ojo y a comunicarse por pequeñas señas. Fue saliendo poco a poco, y hoy Christian está caminando, acude a una clínica de rehabilitación y pronto le darán el alta. Aunque tiene afectada el habla y tiene resentido el brazo derecho, hoy se vale por sí mismo, come solo, atiende al WhatsApp… Los médicos no se lo explican, porque los resultados de las pruebas mostraban un cerebro completamente infartado. Fue un milagro», atestigua su tío, que meses después manifiesta que «los del Servicio Sacerdotal de Urgencia se portaron de diez, hay que contarlo para que la fe cristiana crezca».
Sacerdotes, laicos, religiosos y religiosas colaboran en este servicio
Una Iglesia nocturna: sacrificar el descanso de una noche
En sus más de 60 años de vida, el SSU ha supuesto «un modo de intensificar la colaboración entre los pastores y los laicos en la misión de acudir con afecto y asistir con ternura a enfermos y moribundos», como reconocía el Papa Francisco en una carta abierta a los voluntarios de este servicio.
En dicha carta, el Santo Padre les exhortaba a «estrechar sus manos, acercándolos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad», justo lo que hacía él mismo cuando era un simple sacerdote de Buenos Aires y dedicaba una noche a la semana a recorrer los hospitales de la ciudad y acompañar a los enfermos. Como afirman desde el mismo SSU de Buenos Aires, esta iniciativa se constituye como «una Iglesia nocturna» que da «alivio y descanso a las parroquias», y que convoca a sus voluntarios a «acompañar a Cristo en su misión de alivio y salvación, sacrificando el descanso de una noche al mes y ganarlo para la vida eterna».
Este reportaje de 12 minutos de 2017 explica cómo funciona el Servicio sacerdotal de Urgencia en Mar del Plata; hablan los sacerdotes y los voluntarios
Documental de 2015 sobre gente que trabaja por la noche en Argentina, incluyendo un sacerdote del Servicio Sacerdotal de Urgencia y sus ayudantes