Catorce parroquias de rito siríaco, unos 12.000 fieles y 17 curas: esa es la diócesis siro-católica de Homs, en Siria, la antigua Emesa, que va a pastorear ahora Jacques Mourad, quien estuvo secuestrado 5 meses entre 2015 y 2016 por yihadistas de ISIS.
Mourad va a compartir tareas de reconstrucción con los vecinos greco-católicos, unos 26.000, que tienen sus propias 20 parroquias. Y también con los vecinos de la Iglesia Ortodoxa Siria de Antioquía. Todos sufren la pobreza y la escasez de postguerra y sanciones.
Los obispos del sínodo siro-católico (católicos de rito siríaco o antioqueno) eligieron y el Papa Francisco lo confirmó con su firma este fin de semana.
AsiaNews recuerda que Homs (Emesa) ha dado frutos católicos desde los tiempos más antiguos: de allí llegó a Roma en el siglo II el Papa Aniceto (pontífice del 155 al 168).
Ahora el obispo será Jacques Mourad, sirio de Alepo, secuestrado en 2015 cuando estaba en su comunidad de Mar Elian (San Julián), cerca de la ciudad de Al Qaryatayn. Fue una experiencia dura para el monje, cofundador, en otro antiguo monasterio de Siria, de la Comunidad de Mar Musa (San Moisés) junto con el padre Paolo Dall'Oglio, jesuita italiano que fue secuestrado por el ISIS en verano de 2013 y del que nada más s eha sabido desde entonces.
El padre Mourad explica que en su cautiverio rezó y meditó las palabras de ese moderno padre del desierto que fue el hoy San Carlos de Foucauld: "Padre, me pongo en tus manos". "Adquirieron para mí una nueva fuerza", declaró. Escribió su experiencia en el libro Un monje secuestrado (en español en Editorial Palabra, aquí).
Tras su liberación, Mourad vivió unos años en monasterios; en Cori, Italia, y Suleimaniya, en el Kurdistán iraquí.
Volvió en 2022 a la comunidad donde le secuestraron, en Al Qaryatayn y Homs. También fueron volviendo otros cristianos, secuestrados o fugados o desplazados. Y empezaron a reconstruir casas y también espacios sagrados.
Y junto con los cristianos locales que habían sido secuestrados con él comenzó la difícil tarea de la reconstrucción, incluyendo la del monasterio de Mar Elian -donde se custodian los restos de San Julián, mártir de Emesa del siglo III- que los yihadistas habían profanado y destruido. “Les dije a los cristianos que el santo nos había salvado y redimido, ofreciendo su monasterio y su tumba por nosotros”, explica quien ahora será su obispo.
Siríacos y católicos y algunos musulmanes reconstruyen juntos
Jacques Mourad difundió hace poco una carta alegrándose de "la reconsagración de la iglesia y la capilla que realizaron juntos el obispo siro-católico de Damasco, Jihad Battah, y el obispo ortodoxo sirio [siríaco-antioqueno, no greco-ortodoxo] de Homs, Matta el-Khoury. La presencia de los dos obispos constituyó un acto solemne de reconciliación de las dos Iglesias de Qaryatayn, que en el pasado habían tenido fuertes desacuerdos sobre la propiedad del Monasterio. Participaron también numerosos sacerdotes de la diócesis de Homs y fieles de Qaryatayn y sus alrededores, así como muchos amigos de la Comunidad".
Al terminar la misa del 9 de septiembre, festividad de Mar Elián, los huesos del santo fueron depositados en el sarcófago restaurado que había sido destruido en 2015. "Para alegría de todos, dos cristianos y dos musulmanes de Qaryatayn portaron las reliquias del santo. Fue una auténtica celebración nupcial y la comunidad musulmana de Qaryatayn ofreció un almuerzo a todos los presentes, más de 300 personas”.
Qusay Hano, nuevo y joven obispo siro-católico para la antigua capital de ISIS
No sólo reconstruyen los cristianos de Siria, sino también los de Irak. En Mosul, la segunda mayor ciudad de Irak, en verano de 2014 Estado Islámico/ISIS tomó el control y la designó como capital de su nuevo estado yihadista fundamentalista. Los cristianos fueron extorsionados, robados o directamente expulsados.
Los cristianos de la Llanura de Nínive huyeron a las montañas, al Kurdistán, donde se organizaron y esperaron. Reconquistada Mosul y expulsado ISIS, les toca reconstruir.
Para ello, el sínodo de obispos siro-católicos han elegido a un hombre de 40 años, Qusay Mubarak Abdullah Hano, como nuevo obispo para Mosul. El Papa ha ratificado la elección. Como tantos cristianos, Hano fue expulsado de la Llanura de Nínive y ejerció el sacerdocio varios años en Erbil, con los desplazados del Kurdistán.
Los siro-católicos de Mosul y la Llanura de Nínive son históricamente la segunda comunidad cristiana más grande después de la caldea, encabezada desde 2018 por Mons. Najib Michael Moussa. Precisamente en Qaraqosh, una de las mayores ciudades con cristianos de la Llanura de Nínive, nació y creció el nuevo obispo siro-católico.
Casi no han vuelto cristianos a Mosul
Hace unos días, el sacerdote siro-católico Raed Adel explicaba al diario iraquí Al 'Alam Al Jadeed que dos años después de la visita del Papa sólo 150 cristianos han regresado a la ciudad de Mosul: es menos del 1% de la comunidad que vivía allí antes de que la expulsara el ISIS.
Sus casas fueron confiscadas por los yihadistas y vendidas, y ahora es difícil recuperarlas. Las autoridades locales no hacen casi nada para ayudar al retorno de los cristianos.
Ordenar como obispo al joven Hano (con 40 años parece que será el más joven de la Iglesia católica) es un signo que busca hablar de futuro y vigor. Presidirá la ordenación el Patriarca de Antioquía de los Sirios Ignacio Youssif III Younan el 3 de febrero en la gran iglesia de la Inmaculada Concepción de Qaraqosh.