El nuevo Patriarca Latino de Jerusalén, el italiano Pierbattista Pizzaballa, ha presidido por primera vez como Patriarca la misa de Nochebuena en la Basílica de la Natividad, en Belén, con pocos fieles, por las restricciones que impone la pandemia del coronavirus.
Toda la ciudad de Belén, que habitualmente vive del turismo, sufre la ausencia de turistas y peregrinos.
El mismo Patriarca Pizzaballa estuvo enfermo del Covid-19 y se mantuvo en cuarentena. Justo el 22 de diciembre recibió luz verde de las autoridades sanitarias de Israel para presidir las celebraciones.
Pizzaballa ha difundido un mensaje reconociendo la pandemia y "el miedo que trae consigo", que ha marcado "la vida civil y religiosa" de Tierra Santa y "parece habernos paralizado". El virus, señala, "echó por tierra los proyectos" y "sembró la desorientación".
Sin embargo, los cristianos tienen una señal que le da Dios: "un niño en un pesebre". Es una señal "que fácilmente podemos dejar escapar" advierte, porque estamos "envueltos en nuestras ansiedades y miedos [...]. El miedo nos impide abrirnos y así nos volvemos estériles, en vez de responder al llamado que hemos recibido de convertirnos en portadores de Dios”.
En este contexto en el que "todo se ha reducido a un mínimo imprescindible" y "no hay nada del clima de fiesta que suele caracterizar estos días", es mucho más importante todavía aceptar "la invitación del ángel, como hicieron los pastores del Evangelio". “Para ver y reconocer en esa señal [...] a Cristo el Señor”.
"Hay muchas pruebas en este momento, como la desaparición de los peregrinos de todo el mundo que siempre traen a Belén su alegría por el nacimiento de Jesús. Ellos también traen sonrisas a muchas familias, que ahora en cambio están desempleadas desde hace varios meses. Tampoco podemos reunirnos en grupos numerosos de la comunidad para las celebraciones litúrgicas, ni hemos podido participar con los distintos grupos en las fiestas y encuentros que se organizan en esta época del año… en fin, tenemos una Navidad de perfil bajo, para el olvido”, admitió el Patriarca.
Sin embargo, añade Pizzaballa, “Jesús vino para cambiar radicalmente nuestra manera de pensar, para sorprender nuestras expectativas, para sacudir nuestra existencia ... para despertarnos de la ilusión de que ya sabemos todos, de que todo está bajo control, de que el desaliento es la única respuesta lógica a la triste realidad de nuestro mundo [...] Dejémonos guiar por el Espíritu, para reconocer una vez más, a pesar de todo y en la verdad de nuestra realidad, el signo de su presencia”.
Procesión de inicio de Navidad 2020 a la gruta del nacimiento de Jesús en Belén