Burkina Faso es un país en el que se están multiplicando los ataques de grupos yihadistas, provocando el temor y la inseguridad en todo el territorio. De hecho, desde febrero se han producido cinco atentados en la misma zona, el último hace unos días en Diblou, donde murieron 15 personas.
Pese a este clima de tensión e inseguridad, las Hermanas Misioneras de la Inmaculada siguen trabajando de manera incansable desde que llegaran a Burkina Faso en el año 2000. "Por el momento no hay peligros considerables en nuestro país", aseguran las hermanas en una nota enviada a la Agencia Fides.
Las religiosas mantienen su día a día
"En Bobodiulasso, en el popular distrito de Quinimakora, trabajamos en estrecha colaboración con la parroquia y dirigimos dos centros que son de la diócesis y están abiertos a todos. La población es relativamente joven y, por esta razón, hemos abierto una biblioteca con salas de estudio, un anfiteatro para reuniones, debates, conferencias y actividades culturales y educativas".
De este modo, las religiosas añaden que "de hecho, otras tres parroquias nacieron de la parroquia madre, organizadas en comunidades de base, ubicadas en los distintos distritos. Garantizamos nuestra presencia con encuentros formativos para adultos, vamos a visitar a los enfermos a domicilio. Nuestras reuniones de discusión se centran en problemas cotidianos como la falta de agua, la escolarización de los niños, la higiene y los cursos de alfabetización. En cada barrio hay un comité de gestión y una comisión formada por un grupo de jóvenes".
Además, añade que "en colaboración con un farmacéutico italiano especializado en cosmética, en 2005 se abrió una cooperativa en la que trabajan una docena de mujeres en el procesamiento de la manteca de karité. Han aprendido a fabricar cosméticos de notable calidad tanto para el mercado local como para la exportación y se están organizando para el comercio exterior".
Por otro lado, desde hace algunos años, “la comunidad acoge a jóvenes que quieren dedicarse a la vida religiosa. Tenemos un postulantado y un noviciado, actualmente hay seis novicios en formación. Un punto importante de formación es su inclusión en la vida de la gente. Los novicios pasan un mes en grupos en los pueblos para compartir la vida cotidiana de las personas que encuentran, viviendo con los medios que encuentran en el lugar y de manera autónoma. Tres veces a la semana llevan ayuda a un centro para enfermos mentales. Una monja mantiene el contacto entre los enfermos y sus familias y un médico supervisa el centro".