Después de 14 meses encarcelado, el cardenal George Pell, de 78 años, supo por la televisión que los 7 jueces del Tribunal Supremo australiano habían decidido por unanimidad anular su sentencia, que se basaba sólo en el testimonio de un hombre que le acusaba de haber abusado sexualmente de él en 1996 en la extrañamente vacía sacristía de la catedral de Melbourne, justo después de la misa y completamente revestido con sus ropajes litúrgicos. Los 7 jueces consideran que "la evidencia no establecía la culpabilidad según el estándar requerido de pruebas".
En una entrevista concedida a CNA, agencia en inglés del Grupo ACI, el cardenal australiano dijo que “estaba mirando la televisión en mi teléfono móvil cuando dieron la noticia. Primero escuché que me dejaban en libertad y que los cargos se dejaban sin efecto, así que pensé: ‘Bueno, eso está muy bien. Estoy alegre’”.
“Claro que no había nadie con quien hablar hasta que llegó mi equipo legal” a la HM Prison Barwon, al suroeste de Melbourne. Sin embargo, “sí escuché alboroto en algún lugar de la cárcel y otros tres presos cerca de mí me dejaron claro que se alegraban conmigo”, agregó.
Según el Daily Telegraph, un guardia de la prisión le preguntó qué le parecía el "milagro". Pell respondió que no era un milagro, sólo "justicia".
Una vez liberado, el cardenal fue trasladado a un convento carmelita al este de la ciudad donde comió un bistec con verduras, cocinado por las religiosas. Era su primera comida en libertad tras 400 días de cárcel.
“Lo que realmente espero es poder celebrar una Misa privada”, dijo el Cardenal a CNA. “Ha sido un tiempo largo, así que eso es una gran bendición”, agregó. En prisión no se le permitía celebrar misa con la argumentación de que los presos no pueden acceder al vino.
Pell explicó a CNA que el tiempo en la prisión lo vivió como un “largo retiro” y como un tiempo para la reflexión, para escribir, pero sobre todo para la oración.
“La oración ha sido la gran fuente de mi fortaleza en este tiempo, incluyendo las oraciones de otros. Estoy increíblemente agradecido a todos los que han rezado por mí y me ayudaron durante este tiempo desafiante”, resaltó.
Durante este tiempo ha podido recibir cartas de papel y tarjetas postales de Australia y de todo el mundo. La cantidad, dijo, es “bastante impactante. Realmente quiero agradecer a todos muy sinceramente”. Ahora, continuó el Cardenal, “no quiero comentar nada más sobre estos años que han pasado. Solo quiero decir que soy inocente de los crímenes de los que se me acusó”.
“La Semana Santa es obviamente el momento más importante en nuestra Iglesia, así que estoy especialmente agradecido de que el fallo haya salido en este momento. Por eso, el Triduo Pascual, tan central en nuestra fe, será incluso más especial para mí este año”, concluyó el Cardenal Pell.
El cardenal Pell después difundió una declaración para los medios de comunicación.
Declaración completa del cardenal Pell tras su liberación
He mantenido mi inocencia consistentemente mientras sufría una grave injusticia. Esto se ha remediado hoy con la decisión unánime del Alto Tribunal. Espero con ganas poder leer la sentencia y las razones de la decisión en detalle.
No guardo mala voluntad hacia mi acusador. No quiero que mi absolución se sume al dolor y la amargura que sienten muchos. Ya hay ciertamente suficiente dolor y amargura.
Sin embargo, mi juicio no fue un referéndum sobre la Iglesia Católica, ni un referéndum sobre cómo las autoridades eclesiales en Australia afrontaron el crimen de la pedofilia en la Iglesia.
El tema era si yo había cometido esos crímenes horrendos, y no lo hice. La única base para una sanación a largo plazo es la verdad, y la única base para la justicia es la verdad, porque la justicia significa verdad para todos.
Doy gracias especialmente por todas las oraciones y los miles de cartas de apoyo. Quiero dar gracias en particular a mi familia por su amor y apoyo y lo que tuvieron que pasar; a mi pequeño grupo de consejeros; a aquellos que hablaron a mi favor y sufrieron por ello y a todos mis amigos y los que me apoyaron aquí y en el extranjero. También mi agradecimiento más profundo, y gratitud, a mi equipo legal completo, por su decisión firme de ver prevalecer la justicia, de arrojar luz en una oscuridad fabricada y de revelar la verdad.
Finalmente, soy consciente de la actual crisis sanitaria. Rezo por todos los afectados y por nuestro personal médico en la primera línea.
Cardenal George Pell
El 7 de abril, día de la liberación, también la Santa Sede publicó un breve comunicado.
Comunicado de la Oficina de Prensa de la Santa Sede
La Santa Sede, que siempre ha confiado en la autoridad judicial australiana, acoge con satisfacción la sentencia unánime dictada por el Tribunal Supremo en favor del Cardenal George Pell, que lo absuelve de las acusaciones de abuso a menores, revocando su condena. El Cardenal Pell - al someter su caso a la magistratura - defendió siempre su inocencia, atendiendo que la verdad fuera acertada. La Santa Sede se vale de esta ocasión para reafirmar su compromiso en la prevención y persecución de cualquier tipo de abuso a menores.
También el 7 de abril publicó una nota de prensa el arzobispo de Sídney, Anthony Fisher
"Pido que finalice la persecución contra él", ha dicho el arzobispo Fisher, de Sídney
Nota de prensa de Anthony Fisher, OP, arzobispo de Sídney
Me alegro por la exoneración de hoy del Cardenal Pell por decisión unánime del Tribunal Supremo de Australia.
El Cardenal siempre ha mantenido su inocencia y la decisión que hoy ha tomado el tribunal confirma que su condena fue equivocada. Doy las gracias a los jueces por su revisión meticulosa de los hechos y por su juicio detallado que expone las razones de su liberación. Después de revisar toda la evidencia presentada ante el tribunal de apelación, el Tribunal Supremo identificó «un cuerpo de evidencia que suscitó dudas razonables sobre la comisión de los delitos» y concluyó que había una posibilidad significante de que «una persona inocente haya sido condenada».
Me complace saber que el Cardenal será liberado y pido que cese la persecución contra él, que nos ha traído a esta situación. Esto no solo ha sido un juicio al cardenal Pell, sino también a nuestro sistema legal y cultura.
La reivindicación del Cardenal nos invita hoy a una reflexión más amplia sobre nuestro sistema judicial, nuestro compromiso con la presunción de inocencia y nuestro tratamiento a figuras de alto perfil acusadas de delitos.
Reconozco que nuestros fracasos para proteger a los niños han contribuido a la indignación pública contra la Iglesia y sus líderes. Sé que solo se dará la sanación y se restablecerá la confianza en la Iglesia por medio de nuestra acción firme buscando justicia para todos los supervivientes del abuso sexual infantil y desarrollando las mejores prácticas para proteger a todas las personas vulnerables.
Algunos tendrán problemas con la decisión de hoy. Casos como estos pueden reabrir las heridas de los supervivientes de abuso sexual y llevarlos a sentir que también ellos están siendo juzgados. Pero la justicia para las víctimas nunca se logra con la condena y el encarcelamiento injustos de nadie. Espero y rezo para que la conclusión final de los procesos legales produzca cierta cicatrización y curación a todos los afectados.
Para los católicos —laicos, consagrados y clérigos— sé que también este tiempo ha sido un momento de tribulación. Rezo para que vuestra fe no se debilite y se renueve la gracia y el coraje de seguir sirviendo a Dios y a su pueblo.
En esta Semana Santa deseamos la llegada de la Pascua como un tiempo de esperanza y de nueva vida para los afectados por el abuso sexual infantil, por el juicio del Cardenal Pell y la pandemia de coronavirus. Me uno a Su Eminencia en oración por todos los afectados.
Excmo. y Rvdmo. Anthony Fisher OP,
Dr. Teol, Dr. Filos.,
Arzobispo de Sydney
[Nota traducida del original inglés por Javier Igea López-Fando]