A mediados de 2023, el sacerdote madrileño José Ramón Rubio Moldenhauer partía como misionero a Osaka, ciudad japonesa en la que solo el 0,3% de sus 15 millones de habitantes son católicos.
Ordenado sacerdote en 2014, sintió, como explica él mismo, "una llamada específica dentro de la llamada al sacerdocio", una llamada a la misión.
“Viví una experiencia muy bonita en Oriente Medio, en Tierra Santa, y eso generó en mí una inquietud por conocer lugares del mundo donde los cristianos fueran minoría o sufrieran persecución”, relata.
Por ello, en los primeros años de su sacerdocio aprovechó las vacaciones de verano para conocer Perú y la labor evangelizadora de España (2014), visitó China y Japón (2016), y se fueron sucediendo las experiencias en otros muchos lugares.
Cuando en 2020 fue nombrado párroco de Santa Maravillas de Jesús, en el PAU de Carabanchel, creó un grupo misionero con el que el verano de 2022 viajó a Tanzania.
Desde su llegada a Osaka, Moldenhauer se ha preocupado de sintetizar su labor evangelizadora a través de YouTube: a través de su canal Misión Japón. Un sacerdote católico en Japón -no confundir con Misión Japón. Evangelio sin fronteras- el sacerdote relata también sus experiencias en una cultura completamente ajena y que se esfuerza por asimilar.
Así, el sacerdote habla de las dificultades propias de esta adaptación, como el aprendizaje del idioma.
Como explica, “escribir el japonés es difícil y la labor sacerdotal no sólo requiere de escribir, sino también de hablar delante de la gente. Y esto es realmente complicado en este idioma. Quizá lo es en todos los idiomas, pero para alguien que ha crecido conociendo el español, el inglés, el valenciano, esta lengua asiática al japonés resulta realmente compleja. Quizá algún día pueda llegar a expresar lo que realmente deseo expresar en esta lengua”.
En uno de sus vídeos menciona que la complejidad es tal que le cuesta hasta dos horas redactar una homilía que podría pronunciar en tres minutos.
También se trata de un canal idóneo para conocer la cultura japonesa a través de sus costumbres, también las religiosas.
Habla, por ejemplo, de la primera boda que celebró en japonés, ella cristiana bautizada y él no cristiano. Un ritual "similar" pero con algunos gestos distintos: mientras que en Japón se mantiene la costumbre de la novia velada, no se encuentra propiamente el de las arras.
También habla de los bares o izakayas, y cómo se pueden convertir en un lugar idóneo para socializar y evangelizar de forma improvisada.
En otro de sus videos, dedicado al demonio, habla de la fiesta con la que concluye el invierno y se da paso a la primavera, el Setsubun, comparable a un "exorcismo" en el que se tiran judías de soja desde la casa mientras se pronuncia la frase "demonio fuera, suerte dentro", buscando "ahuyentar a los demonios".
En este vídeo analítico sobre el demonio en las tradiciones japonesas, griega o cristiana, explica un detalle curioso sobre la relación entre el cristianismo y la cultura japonesa.
Hablando de los kanjis, el sistema de escritura por símbolos, reproduce en pantalla cómo el kanji que muestra la palabra "alma" -que se lee "tamashi"- parte del mismo símbolo aparece igualmente representado en el de unos demonios japoneses, a los que se les llama "oni".
De alguna manera, explica, "cuando se pensó en el kanji de alma se tenía en la mente aquello que decía Jesús en el Evangelio de Marcos, `Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre´. Es esta misma idea de aquellos que hicieron este kanji, que dentro de nosotros en el alma hay una lucha entre el bien y el mal y esto es lo que plasma el kanji y lo que se dice en el Evangelio".
Sorprendido de cómo "algo propio de la cultura japonesa y que se plasma en su escritura es profundamente cristiano", el misionero invita a los seguidores de su canal a acompañarle en un camino que, además de evangelizar, pretende "ir descubriendo las raíces cristianas de la cultura japonesa".