El cardenal Zen, obispo emérito de Hong Kong, de 90 años, y otras personalidades de la ciudad, crearon una asociación con fondos que ayudaban a manifestantes pro-democracia.
El régimen comunista chino quiso castigarlo iniciando un proceso judicial para desgastar al anciano cardenal y amedrentar a otros críticos del régimen. Pero, quizá por la atención internacional que ha despertado el caso, la sentencia ha sido bastante leve, una multa de 492 euros.
Según la defensa, el juicio fue en realidad todo un ataque a la libertad de reunión y asociación, que teóricamente en Hong Kong es más amplia que en el resto de China. La multa se decreta, oficialmente, por no haber "registrado correctamente" un fondo humanitario del que eran administradores.
El juicio comenzó en septiembre y concluyó el viernes 25 de noviembre tras una larga vista. El 11 de mayo, la policía detuvo al cardenal y a otras cuatro personas por un cargo mucho más grave, "complicidad con fuerzas extranjeras", un delito contemplado en la draconiana ley de seguridad impuesta por Beijing en el verano de 2020.
Además del obispo emérito de la ciudad, los otros condenados a pagar multa -administradores de la asociación- son:
- la abogada Margaret Ng,
- la cantante y activista Denise Ho,
- la ex diputada de la ciudad Cyd Ho,
- y el académico Hui Po-keung.
La agencia AsiaNews recuerda que a principios de noviembre fue detenido también el activista Sze Ching-wee, secretario de esta asociación de ayuda a activistas pro-democracia, el Fondo 612. Muchas personas que eran represaliadas, denunciadas o despedidas por haberse manifestado en 2019 a favor de la democracia en Hong Kong recibían ayuda económica y legal de esta asociación.
En la sentencia, la jueza Ada Yim, del Tribunal de Kowloon West, dictaminó que la asociación se creó con fines políticos y no gozaba de ninguna exención de la Ley de Sociedades. La defensa aprovechó para impugnado la constitucionalidad (según la ley de Hong Kong) de la Ley de Sociedades, que restringe "de manera desproporcionada" la libertad de reunión.
La jueza Yim propuso distintas multas para los 5 condenados, pero según supo AsiaNews el cardenal Zen se negó a recibir una sentencia más leve: "Todos estamos en el mismo nivel", dijo el cardenal a la abogada Margaret Ng.
El obispo emérito y otros cuatro condenados tendrán que pagar una multa de 4.000 dólares hongkoneses (casi 492 euros); para el secretario Sze, la pena es de 2.500 dólares hongkoneses (307 euros). Hay que tener en cuenta que la jueza no aplicó la pena máxima (1.681 euros).
Hong Kong no es un paraíso de democracia y libertad, pero desde luego todo habría sido mucho más duro si el juicio y el caso se hubieran dado en otra parte de China, donde todavía hay obispos desaparecidos o no localizados, bajo custodia policial o de agentes del gobierno. Es el caso del obispo de Baoding, Santiago Su Zhimin, que si sigue vivo tiene 90 años. Fue detenido en 1997, y la última vez que se supo de él fue en 2003, cuando se le vio en un hospital de esa ciudad.