El padre Bernardo Cervellera, editor de Asia News, uno de las más importantes fuentes de información sobre la Iglesia en Asia en cuatro idiomas, ha concedido una entrevista al Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia donde afirma que "el acuerdo entre China y el Vaticano ha destruido las posibilidades de la Iglesia clandestina", al obstaculizar las reuniones de los fieles en las casas y el mismo ejercicio del sacerdocio: "El control de todos los aspectos de la vida de los creyentes es muy fuerte".
Pero el problema no es solamente el acuerdo, que solamente se refiere al nombramiento de obispos, sino "la nueva regulación emitida siete meses antes del acuerdo", que deja todo el ejercicio de la libertad religiosa "en manos del Ministerios de Asuntos Religiosos, que no quiere para nada que la Iglesia sea libre e independiente de su mandato".
Esa nueva regulación impulsa la delación, al prometer beneficios económicos a quien denuncia que sus vecinos mantienen en su domicilio reuniones religiosas: "Esto era normal en la época de Mao Tse Tung, todos eran espías contra todos", y no se aplica solamente a los cristianos, sino "a cualquier cosa", como la sospecha de infección por coronavirus.
El padre Cervellera vincula el interés del Vaticano en el acuerdo con China en el deseo de establecer una relación diplomática y de que el Papa visite el país. Pero, además, "hubo una amenaza": "Al inicio de 2018 el Ministerio de Asuntos Religiosos dijo en un informe que ese año nombrarían decenas de obispos de manera independiente a la Iglesia, sin el mandato del Papa, lo que significa que los obispos serían ilícitos desde el punto de vista de la Iglesia". Dado que hacían falta 45 obispos en China, el Vaticano temió que fuesen nombrados sin permiso y que el problema se desbordase, "así que de alguna forma fue empujado, chantajeado, a firmar el acuerdo sobre el nombramiento de nuevos obispos".
"El único problema", añade, "es que desde que se firmó este acuerdo no ha sido nombrado ningún nuevo obispo. Al principio el Vaticano pensó en comenzar con el nombramiento de obispos y después enfrentarse al resto de problemas, como el reconocimiento de los obispos clandestinos, el funcionamiento de la Asociación Patriótica, la educación de los niños, la vida de la Iglesia en la sociedad, entre otras. Había pasos, pero tras el acuerdo nada se ha hecho, así que no hay avances, los nombramientos se han parado y la Iglesia clandestina está siendo prácticamente destruida".
Actualmente hay dos obispos arrestados. Uno es James Su Zhimin, detenido en 1996 aunque la policía dice no saber nada -"pensamos que el gobierno sabe perfectamente donde está", asegura Cervellera- y el otro el obispo de Shangai, Thaddeus Ma Daqin, en arresto domiciliario desde su nombramiento en 2012 porque no quiso unirse a la Asociación Patriótica: "También hay muchos otros obispos que son controlados las 24 horas por la policía".
Además numerosos sacerdotes, aunque no son detenidos, son capturados en sus iglesias y enviados a sus aldeas para que no puedan desarrollar allí su labor sacerdotal.
Sobre la sociedad china, el religioso afirma que "se ha vuelto muy materialista ideológicamente, desde el punto de vista consumista. Muchas personas buscan la fe ya que se han cansado de este materialismo, por lo que hay un aumento de creyentes en distintas religiones. Esto significa que China necesita una dimensión espiritual".
Por otro lado, el Partido Comunista Chino teme perder el poder, "así que se defienden a cualquier coste": "Y una de las cosas que quiere es acabar con la Iglesia católica ya que, según el PCC, ésta es responsable de la caída del Partido Comunista en la antigua URSS. Ya han pasado cinco años desde que Xi Jinping, el presidente de China, dijo que no deben ser como el Partido Comunista Soviético para no terminar como ellos. Así que sería muy difícil normalizar la situación".