Eritrea tiene 5,9 millones de habitantes y aunque la tasa de fecundidad es de 5 hijos por mujer, es posible que el país no llegue a los 6 millones porque su población no deja de huir.
Se trata de un país-prisión, con un partido único, sin libertades, militarizado, surgido de tres décadas de guerra, donde cada ciudadano ha de servir en el Ejército muchos años y realizar todo tipo de obras y trabajos prácticamente como esclavos. Los jóvenes huyen de un régimen opresivo y de una sociedad muy pobre.
Fue colonia italiana hasta la Segunda Guerra Mundial, después inglesa,en 1952 se federó con Etiopía y en los años 80 empezaron 3 décadas de guerra contra Etiopía. El mundo la consideró independiente en 1993. Entre 1997 y 2000 volvió a estar en guerra con Etiopía.
Los cristianos son mayoría en el país. La religión de la población se divide así:
58% Iglesia Ortodoxa copta de Eritrea
5% católicos (de Rito Eritreo o copto)
37% musulmanes suníes
Eritrea es el único país del mundo en que todos los católicos son de rito oriental, sin católicos latinos.
Un sacerdote explica lo que sucede
En la agencia Fides, explica la situación el sacerdote católico Mussie Zerai, de la eparquía de Asmara, la capital. Ha escrito una carta abierta protestando públicamente contra los abusos de las autoridades, y Fides la ha republicado.
“El de Asmara es uno de los regímenes políticos más duros del mundo, una dictadura que suprimió todas las formas de libertad, anularon la constitución de 1997, suprimieron la magistratura, militarizaron a toda la población. Una dictadura que, en una palabra, creó un estado-prisión. Los numerosos informes publicados por diversas instituciones y organizaciones internacionales, así como por las más prestigiosas ONG y asociaciones humanitarias, lo han denunciado durante veinte años".
Manifestación en Inglaterra pide la liberación del Patriarca ortodoxo de Eritrea, que lleva 14 años bajo arresto domiciliario
"Una prueba son los dos informes finales de las investigaciones realizadas por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, que afirman de forma inequívoca que el régimen ha optado por un sistema de terror convirtiendo a su propio pueblo en esclavo. En el informe de 2016 lleguemos a la conclusión de que existen elementos bien fundados para remitir a los principales líderes del Gobierno a la Corte Penal Internacional”.
"En los últimos años muchos eritreos han huido. Una buena parte de ellos se ha quedado en Etiopía, que actualmente alberga a 175.000, y en Sudán, que acoge a 110.000. Pero muchos se dirigen al norte, llegan a Italia y se trasladan a Suiza, Alemania, Holanda, Suecia, Noruega y Reino Unido, Canadá y Estados Unidos".
"Muchos eritreos mueren durante el viaje. El símbolo de esta tragedia es el naufragio que tuvo lugar el 3 de octubre de 2013, cuando más de 300 personas murieron. “Como eritreo, pido que sea posible devolver a Eritrea los cuerpos de las víctimas de la tragedia de Lampedusa y de todos los otros jóvenes refugiados ahogados en el Mediterráneo y enterrados en Italia. Hasta ahora ha habido un rebote de responsabilidad. Es hora de superar estas controversias, en nombre de un principio humanitario fundamental: dar a las familias un lugar para rezar por sus seres queridos”.
Escuelas católicas cerradas, el Patriarca ortodoxo lleva 14 años preso
"En este contexto, el régimen no suaviza su control sobre la población: docenas de presos políticos aún están detenidos en las cárceles, los organismos internacionales no pueden entrar en estos centros y cualquier forma de libertad, empezando por la política y la de religión, no está garantizada".
Abuna Antonios es el Patriarca de 3 millones de eritreos ortodoxos... y lleva 14 años bajo arresto domiciliario bajo el régimen militarizado de Eritrea
“Incluso recientemente, han sido arrestados opositores, las escuelas católicas e islámicas han sido cerradas, ocho centros médicos y hospitales católicos han sido bloqueados, mientras que el patriarca de la Iglesia ortodoxa, abuna Antonios, detenido en 2004, sigue arrestado después de 14 años”.
Lanzando un llamamiento a la comunidad internacional, el sacerdote concluye: “No se puede seguir como si no pasase nada, cerrando los ojos a la realidad en nombre de los intereses geoestratégicos y económicos. Se debe dar voz con fuerza a los valores de libertad, democracia, justicia y solidaridad”.