Los hechos sucedieron el 22 de febrero pero se difundieron el 26: el cardenal Bérhaneyesus Demerew, de Etiopía, intentó visitar el vecino país de Eritrea para una festividad religiosa pero fue retenido 16 horas en el aeropuerto de Asmara, la capital eritrea, y después expulsado del país, con sus dos acompañantes, el obispo Musie Ghebregiorghis (eparca de Emdeber) y el secretario de los obispos etíopes, Teshome Fikre.
Se trata pues de un acto extraordinariamente hostil con una delegación de jerarcas católicos del máximo nivel, si bien es cierto que la Iglesia católica en Etiopía es pequeña, con unos 150.000 miembros, la mitad de rito latino y la mitad de rito etíope.
El cardenal, el obispo y el padre Teshome acudían a Eritrea a celebrar los 50 años del Arzobispado de Asmara y la fiesta de la Virgen del Socorro (la Kidane Méhret).
Los tres tenían sus pasaportes y un visado de entrada, señala la agencia Fides. "A su llegada al aeropuerto de Asmara – se lee una nota del Secretariado Católico de Etiopía, enviada a Fides - fueron detenidos ilegalmente durante 16 horas sin razón y luego fueron obligados a regresar a Etiopía. Su única culpa es haber deseado celebrar, junto con los hermanos eritreos, una fiesta religiosa".
El arresto y la negativa a entrar en el país, continúa la nota, son "la demostración evidente de la inestabilidad del llamado proceso de paz". "No hay paz que viole los derechos y libertades de las personas y las religiones. Condenamos el gesto cometido contra la delegación etíope. También expresamos nuestra solidaridad con la Iglesia Católica que se encuentra en Eritrea, que vive en un contexto muy complejo".
Objetivo: amedrentar a los cristianos
La Iglesia católica en Eritrea también es pequeña: unos 170.000 fieles (aproximadamente un 5% de la población), todos ellos de rito eritreo. Es el único país del mundo donde todos los fieles católicos son de rito oriental, sin obispos de rito latino.
Las relaciones entre Etiopía y Eritrea, que estuvieran en guerra durante muchos años, siguen siendo tensas, pero aquí parece tratarse más bien de un mensaje del régimen eritreo, una dictadura antirreligiosa, para amedrentar a los cristianos, mostrando que pueden expulsar incluso a un cardenal.
Para amedrentar al 60% de la población del país, que es cristiana ortodoxa, el Patriarca Antonios, líder espiritual de 3 millones de eritreos lleva desde 2004 bajo arresto domiciliario, vigilado y controlado por el régimen eritreo.
Abuna Antonios es el Patriarca de 3 millones de eritreos ortodoxos... y lleva 14 años bajo arresto domiciliario bajo el régimen militarizado de Eritrea
Los jóvenes huyen de esta dictadura militarizada
Eritrea tiene 5,9 millones de habitantes y aunque la tasa de fecundidad es de 5 hijos por mujer, es posible que el país no llegue nunca a los 6 millones porque su población joven no deja de huir. En Etiopía hay unos 175.000 eritreos, en Sudán más de 110.000. Y muchos intentan llegar a Europa.
Se trata de un país-prisión, con un partido único, sin libertades, militarizado, surgido de tres décadas de guerra, donde cada ciudadano ha de servir en el Ejército muchos años y realizar todo tipo de obras y trabajos prácticamente como esclavos. Los jóvenes huyen de un régimen opresivo y de una sociedad muy pobre.
Eritrea fue colonia italiana hasta la Segunda Guerra Mundial, después inglesa,en 1952 se federó con Etiopía y en los años 80 empezaron 3 décadas de guerra contra Etiopía. El mundo la consideró independiente en 1993. Entre 1997 y 2000 volvió a estar en guerra con Etiopía.
Los católicos son apenas un 5%; el resto de la población son ortodoxos (casi un 60%) o musulmanes (casi un 40%).
Un sacerdote explica lo que sucede
El sacerdote católico Mussie Zerai, de la eparquía de Asmara, pero residente en Europa, explicó en una carta a Fides hace un par de años el status del país.
“El de Asmara es uno de los regímenes políticos más duros del mundo, una dictadura que suprimió todas las formas de libertad, anularon la constitución de 1997, suprimieron la magistratura, militarizaron a toda la población. Una dictadura que, en una palabra, creó un estado-prisión. Los numerosos informes publicados por diversas instituciones y organizaciones internacionales, así como por las más prestigiosas ONG y asociaciones humanitarias, lo han denunciado durante veinte años".
Manifestación en Inglaterra pide la liberación del Patriarca ortodoxo de Eritrea, que lleva 14 años bajo arresto domiciliario
"Una prueba son los dos informes finales de las investigaciones realizadas por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, que afirman de forma inequívoca que el régimen ha optado por un sistema de terror convirtiendo a su propio pueblo en esclavo. En el informe de 2016 llegamos a la conclusión de que existen elementos bien fundados para remitir a los principales líderes del Gobierno a la Corte Penal Internacional”.
"En este contexto, el régimen no suaviza su control sobre la población: docenas de presos políticos aún están detenidos en las cárceles, los organismos internacionales no pueden entrar en estos centros y cualquier forma de libertad, empezando por la política y la de religión, no está garantizada".
En los últimos años el régimen eritreo ha presionado también para bloquear o cerrar diversos hospitales católicos, ligados a órdenes religiosas.
El cardenal Demerew en una celebración de católicos etíopes en Occidente