No había sucedido nunca, excepto por un peculiar precedente histórico hace un siglo: el Patriarca latino de Jerusalén es designado cardenal. Pierbattista Pizzaballa, de 58 años, veterano franciscano italiano con 24 años de experiencia en Tierra Santa, quiso comentar su nombramiento con la agencia AsiaNews nada más volver de Yenín, ciudad palestina golpeada por una operación militar del ejército israelí.
Pizzaballa vio a la gente de la ciudad "herida, pero no resignada, no hay diferencia entre los cristianos y los demás".
"En Yenín encontré una situación de aparente normalidad, pero todavía están muy conmocionados por lo que ha sucedido", dice refiriéndose a la entrada de tropas con violencia y disparos.
En Yenín habló "con la comunidad cristiana local, con las autoridades locales, tanto civiles como religiosas islámicas, y he estado en el campo de refugiados, en el hospital", observando de cerca la situación. "Encontré gente conmocionada, dolida por lo ocurrido, incrédula, enfadada pero también resiliente", destacó. "No la encontré especialmente resignada", detalla.
El Patriarca Latino Pizzaballa visitó Yenín y constató los destrozos por la operación militar israelí; también resultó afectada la parroquia latina e instalaciones del Patriarcado. También visitó heridos en el hospital.
"Ya durante la Segunda Intifada", recuerda Pizzaballa, la ciudad fue el centro de la violencia, quizá porque "es el símbolo de la resistencia palestina y es una zona un poco aislada". Ya la semana pasada, el Patriarca lanzó una nota condenando los combates hablando de "agresión con actos de barbarie", que causaron daños también en la parroquia local e incendios en establecimientos propiedad del Patriarcado.
Desde allí pidió un alto el fuego y la "búsqueda de la paz y el diálogo para evitar futuros ataques injustificados contra la población".
En este contexto llegó la noticia de su nombramiento como uno de los 21 nuevos cardenales designados por el Papa Francisco. Pizzaballa lo considera un "signo de atención" del Papa "hacia la Iglesia de Tierra Santa y Jerusalén" y "una pequeña luz en esta tierra bendita y martirizada".
Sólo un predecesor y que no pisó Jerusalén
No había sucedido nunca que un Patriarca latino en Jerusalén fuera designado cardenal, con una sola excepción peculiar: el romano Filippo Camassei en 1919, pero no llegó a entrar como cardenal en Jerusalén. Fue nombrado Patriarca en 1906, pero las autoridades otomanas que controlaban Tierra Santa lo exiliaron a Nazaret en 1917, donde le acogieron los franciscanos. Pasó brevemente por Jerusalén en 1918 al acabar la Primera Guerra Mundial y en diciembre de 1919 era creado cardenal en Roma. Pero antes de que volviera a Tierra Santa, moría 13 meses después en Roma, a los 73 años.
Así, Pizzaballa sería el primer Patriarca latino con capelo cardenalicio en el país de Jesús. Nacido en la provincia de Bérgamo en 1965, estudió en Bolonia. Llegó a Tierra Santa en 1999, en 2004 fue elegido Custodio de los franciscanos de Tierra Santa. Desde 2016 está al frente del Patriarcado Latino, y como Patriarca desde 2020. Durante los 40 años anteriores los Patriarcas latinos eran de lengua y cultura árabes: el palestino Michel Sabbah y el jordano Fouad Twal.
El Patriarcado latino y otros cardenales arabehablantes
El Patriarcado latino de Jerusalén pastorea a los católicos de rito latino que viven en Israel, Palestina, Jordania y Chipre. Su territorio está dividido en 71 parroquias, agrupadas en seis vicarías. La mayoría de sus parroquias celebran la misa en árabe, pero algunas lo hacen en hebreo, en griego y en las numerosas lenguas de los inmigrantes de todo el mundo establecidos en el país de Jesús.
Pizzaballa refuerza a la Iglesia de lengua árabe en el colegio cardenalicio, sumándose al cardenal libanés Béchara Boutros Raï, Patriarca de los católicos maronitas (tiene 83 años y no es cardenal elector) y al cardenal iraquí Luis Rafael Sako, de 75 años, Patriarca de los católicos caldeos (hay otros cardenales de Iglesias orientales, pero no de lengua árabe).