Con motivo de la visita del Papa a Mozambique, la prensa argentina se ha hecho eco de la experiencia misionero en ese país del sacerdote de Buenos Aires Juan Gabriel Arias, de 50 años. El sacerdote, que pasó por Roma unas semanas antes del viaje, explicó a Valentina Alazraki, para La Nación, algunos datos de la vida de un misionero en Mozambique, uno de los países más pobres del mundo, pero también de los más jóvenes, donde el 75% de la población tiene menos de 25 años.

"La Argentina es el lugar donde nací, pero Mozambique es el país que elegí como propio. ¿Por qué? Porque me enamoré del país y de la gente. Cuando vine por primera vez, en 2000, la experiencia me quemó la cabeza. La gente es mucho más pobre y necesitada, y todavía hay lugares donde no saben de Jesús. Para mí, trabajar como cura en Mozambique es como para un jugador de fútbol jugar el Mundial: es lo máximo", dijo Arias.

Un hincha entusiasta del Racing

Arias es un hincha entusiasta de Racing Club de Argentina. Lleva tatuada en su brazo derecho una imagen de Jesús junto al escudo de la Academia. Pintó de celeste y blanco -los colores de su club, pero también de Argentina y de la Virgen- la iglesia de Mangunze, la pequeña localidad de Mozambique donde es párroco desde 2014.

Mangunze está en el campo, a 240 kilómetros de Maputo, la capital del país y a 35 kilómetros de Xai-Xai, capital de la provincia. Allí es el único cura y el único blanco de una zona muy pobre. "Aquí no hay electricidad, ni nada", resume el padre Arias.

Aprendió portugués, lengua shangana y ahora estudia lengua shope "porque la mayoría no habla portugués". Suele estar comunicado con el mundo gracias a una antena de satélite que le permite telefonía móvil. Su electricidad proviene de paneles solares en la misión.

Recorrer las 45 comunidades que tiene a cargo en una camioneta 4x4 que le regaló el mismo Papa Francisco.

"Las comunidades más lejanas están a 90 kilómetros de caminos de tierra, selva y arena", cuenta, destacando, riendo, que su vida "es mucho más sencilla que cualquier Daktari o Tarzán".

El país es rico en recursos naturales pero la gente vive en pobreza extrema. "Hay gente que no tiene para comer. Cuando no llueve y hace ya cinco años que hay sequías, pasan más hambres. La salud, la educación, el trabajo, son grandes problemas, porque no hay acceso", dijo. "Entre la situación de pobreza más extrema nuestra y una situación de pobreza normal de Mozambique, la de Mozambique es muchísimo peor y mucho más desamparada que en Argentina. En Argentina siempre podés tramitar la AUH, vas a un hospital y te atienden, podés acceder a ciertos beneficios, planes, cosas. Ahí no hay nada", agregó, al señalar, por otro lado, que más de la mitad de la población de Mozambique tiene menos de 18 años.

Cada año, un grupo de médicos españoles llega a la misión con el cirujano argentino Jorge Arias (que no es su pariente) en una expedición para atender pacientes: hacer tomografías y operar de tumores, hernias, cesáreas, etc...

Buen desayuno para 15.000 niños

También cuenta desde hace tres años con un proyecto de la Fundación Messi gracias al cual toman el desayuno antes de entrar a la escuela 15.000 chicos. "Yo tengo la logística de esto, que se hace en 40 escuelas y 3 orfanatos. Se trata de una comida nutritiva especial, por lo que si el chico toma ese alimento y en casa le dan una sopa, con eso ya tiene todo lo necesario para una buena alimentación. Este proyecto acabó con la deserción escolar, hizo aumentar el número de chicos que van a las escuelas porque quieren ir a desayunar y mejoraron las notas de los chicos porque están mejor alimentados. No hay que olvidar que muchos chicos no van a la escuela por hambre porque tienen que caminar a veces tres kilómetros", subrayó.

Construción de escuelas infantiles y de oficios

El sacerdote tiene además un proyecto para la construcción de escuelas junto a jóvenes universitarios, gracias al cual ya construyó 85 aulas, 60 en su parroquia, y para hacer escuelas de oficios para que los jóvenes aprendan carpintería, plomería, agricultura, entre otras cosas. A su vez, está luchando para hacer escuelas secundarias: "hay pocas, hay jóvenes que caminan 15 kilómetros, es decir, tres horas, en la arena, para llegar, así que para evitar eso dos chicos ahora viven conmigo".

Escuelita de fútbol con valores

Gracias a la Fundación Pontificia Scholas Occurrentes, un sacerdote futbolero como él, también tiene una escuelita de fútbol. "Juego porque me gusta, me hace bien y como herramienta pastoral. Es una manera de tener a los chicos y a los jóvenes en la parroquia y también motivarlos y transmitir valores a través del fútbol. También es útil por su salud y es un momento en el cual puedo darles consejos para cosas de la vida. A los más vagos les gusta el fútbol y es una manera de acercarme a los jóvenes que no vienen a la Iglesia. Si no, no tendría cercanía con ellos", explicó.

Atender 45 localidades distintas

¿Cómo es un día cualquiera? "Es muy difícil, es muy cambiante, hay cosas muy distintas todos los días. No te podés aburrir, entre las cosas programadas que son muy variadas y las cosas que surgen. Por ejemplo, tengo un promedio de dos entierros por semanas, que me gusta acompañar o visito a enfermos, y hago visitas a las comunidades para celebrar misas. En las visitas a las comunidades más alejadas, me quedo dos tres días durmiendo en la casa de la gente. Tengo a mi cargo 45 capillas y celebro misa en lengua local. Trabajo mucho con los laicos, que tienen una importancia grande, con cosas inculturadas", detalló.

Relación con Buenos Aires desde los años 70

Francisco siempre lo apoyó en sus trabajos pastorales en tierra africana, algo que se explica por su relación "muy fuerte" con Mozambique. ¿Por qué? "En la década de 1970, el entonces obispo de Xai-Xai se enteró de que en Rosario había un Congreso Misionero y entonces pidió ayuda porque estaba solo. Y la diócesis de Buenos Aires respondió enviando primero una familia con dos hijos, luego una monja y sucesivamente sacerdotes. Bergoglio siguió con esto, de hecho me mandó a mí en el año 2000 y cuando era arzobispo hablaba de diócesis hermanas entre Buenos Aires y Xai- Xai", explicó. No es casual que ese obispo que pidió ayuda, Julio Duarte Langa, que hoy tiene 91 años, fue designado por Francisco cardenal en 2015.

Juan Arias cree que la visita del Papa Francisco ayudará "para la consolidación de la paz, en la que tuvo un papel muy importante un argentino, el general Javier Pérez Aquino [que ya fue clave para el acuerdo de paz con las FARC en Colombia], para el fortalecimiento de la Iglesia católica y para la promoción de tareas sociales".