La situación de los cristianos de Nigeria es cada vez más dramática. Este domingo 15 de enero, sobre las tres de la madrugada hora local, el sacerdote Isaac Achi fue quemado vivo en su casa parroquial en el norte del país.
El padre Isaac Achi fue asesinado después de que hombres armados intentaban entrar en la residencia de la parroquia de San Pedro y San Pablo en Kafin-Koro, en la región de Paikoro. Al no conseguirlo, prendieron fuego al edificio. Un segundo sacerdote, el padre Collins, que vivía con él, pudo escapar con una herida de bala en el hombro.
"Cobarde e inhumano"
El cuerpo sin vida del padre Isaac fue recuperado, mientras que el padre Collins fue trasladado al hospital para recibir tratamiento. La Policía llegó al lugar para detener a los asaltantes, pero ya habían huido.
Los cristianos se encuentran indefensos ante el aumento de la violencia en las regiones del norte y centro del país, donde los grupos armados atacan a las comunidades rurales, matan a civiles y secuestran a personas para pedir un rescate. Las fuerzas de seguridad a menudo son superadas en número y armamento, y los sospechosos rara vez son detenidos.
El asesinato del sacerdote ha provocado que líderes internacionales como Antonio Tajani, ministro de Relaciones Exteriores de Italia, califique el ataque de "cobarde e inhumano". Por su parte, el gobernador del estado de Níger dijo: "Estos terroristas se han vuelto locos y se necesita una acción drástica para poner fin a esta carnicería en curso".
Los cristianos de Nigeria se enfrentan a tres grandes amenazas. La más visible es la de los grupos yihadistas. Estos han arraigado en Nigeria con el paso a la lucha armada de Boko Haram y el Estado Islámico, que llevan ensangrentando el noreste de Nigeria desde 2015. Aunque los yihadistas tienen como objetivo a todos los nigerianos, los musulmanes que no se adhieran a él deben morir o unirse a ellos, mientras que a los cristianos no se les permite vivir en los territorios por ellos controlados.
Auge del fundamentalismo
Los enfrentamientos entre pastores y agricultores constituyen una segunda amenaza para los cristianos. La falta de pastos ha llevado a los nómadas, principalmente fulani en el Norte, a ampliar sus rutas de trashumancia cada vez más hacia el sur, invadiendo tierras agrícolas. Esto ha provocado enfrentamientos y conflictos.
Aquí puedes ver un documental sobre la situación de los cristianos en Nigeria.
Por último, quizá lo más preocupante para el futuro sea el auge de un fundamentalismo cultural aceptado entre los musulmanes del Norte. Un trágico ejemplo es el destino de Deborah Samuel, apedreada y quemada por sus propios compañeros de universidad por dar gracias a Jesucristo por el aprobado en un examen.