Ambas son diócesis costeras, pero mientras la de Xai-Xai, en el sur, tiene 1,7 millones de habitantes, de los que apenas un 18%, unos 300.000 son católicos, la de Nacala, en el norte, cuenta con 2,7 millones de habitantes y un 41% (1,1 millones) son católicos, según las cifras de Catholic-Hierarchy. Así, fray Alberto tendrá casi 4 veces más católicos que atender como pastor de la nueva diócesis. Nacala cuenta además con una ciudad portuaria que exporta madera a Sudáfrica y más recientemente a China.
No será el único español en el lugar: el ecónomo de la diócesis es el sacerdote paúl Eugenio López, que se esfuerza en impulsar las escuelas católicas del lugar. Hay que tener en cuenta que durante 20 años el régimen comunista del país expulsó a los misioneros y destruyó buena parte de lo que habían creado. Eugenio López contó su experiencia y la situación de Nacala a Misioneros por el Mundo (y a ReL aquí).
Mozambique cuenta con otro obispo español, Francisco Lerma, de los Oblatos de María Inmaculada, obispo de Gurué. Está en Mozambique desde hace 47 años y lleva como obispo 8 años.
Según Obras Misionales Pontificias, hay en el mundo 101 obispos españoles misioneros, la inmensa mayoría en Hispanoamérica.
Nacido el 18 de abril de 1957 en Aguilar del Rio Alhama, diócesis de Calahorra, entró en el seminario mercedario de Reus, Tarragona, en 1967. Fue ordenado sacerdote el 22 de agosto de 1981, ejerció su labor pastoral en Valencia, Ciudad de Guatemala, Castellón, Reus, y desde 2013 en diversas tareas en Mozambique, como Superior de la nueva comunidad mercedaria de Xai-Xai, y en la nueva parroquia de Nossa Senhora das Mercés, hasta su nombramiento como obispo auxiliar de Xai-Xai.
En una entrevista con Revista Ecclesia en 2015 el obispo Vera explicaba: "El pueblo mozambiqueño es un pueblo muy acogedor. Desde que llegué en el 2000, siempre me he sentido muy bien recibido y muy a gusto en compartir. Después, he aprendido en estos casi 16 años que llevo aquí, que la persona es lo más importante. Me lo ha enseñado la gente sencilla. Me gusta estar con las personas. No me importa el tiempo. De hecho, desde hace unos años, dejé de utilizar reloj, pero he aprendido mucho del pueblo mozambiqueño y muchas cosas muy valiosas. Cosas que sirven también para mi sosiego y paz personal, y para vivir una vida de calidad".
"Ves gente feliz, alegre, con pocos recursos, con una comida al día, que tienen que ir a buscar el agua y caminar una, dos, o tres horas. Sin embargo, son personas que se relacionan, que hacen comunidad, que se preocupan unos por otros dentro de esa pobreza y sencillez. Si hubiese un termómetro que midiese la felicidad, ellos son mucho más felices que en este mundo acelerado en el que vivimos nosotros", añadía.
Explicaba que en Mozambique los católicos son un 24% de la población. "A la Iglesia le faltan recursos para moverse, para visitar comunidades, para animar al pueblo, etc. Somos una conferencia episcopal que no tiene sede ni edificio… Allí un sacerdote gana 150 euros al mes, y con este sueldo malvive y, lógicamente, tiene que dedicar tres o cuatro días a la semana a trabajar en un oficio para poder comer y tener una vida relativamente digna. Es una dedicación que se quita a la comunidad, al pueblo y a la pastoral".
En una entrevista en la web www.obramercedaria.org en julio de 2017 daba más datos sobre el país.
"En este momento en Mozambique hay 1.000.000 de huérfanos de menos de 18 años debido al SIDA. Uno de los graves problemas que tenemos en la diócesis de Xai-Xai es que el 33% de la población tiene esta enfermedad", explicaba.
Además, "Mozambique es el país de África con mayor desnutrición infantil, un 45% según las últimas estadísticas. Todo aquello que sea para que el niño crezca en condiciones, agua, salud y educación, va a darles posibilidades, ya que se trata de un pueblo trabajador".
Hablaba también de los momentos duros ("algún asalto que nos hicieron, cosa que muchas veces te hace reflexionar: estoy dando la vida por ellos, y al final aquí hay gente que no lo agradece, sino todo lo contrario, te viene a hacer daño") y de los emocionantes ("me ha enternecido el corazón verme imposibilitado, indefenso, sin poder hacer nada, ante situaciones de niños y de niñas que están desprotegidos, principalmente en las zonas rurales").
También expresa su confianza en el futuro. "Creo y tengo esperanza en su crecimiento. Después de 18 años, he visto que han mejorado mucho las cosas, a pesar de ser un país tan pobre, pero todavía faltan apoyos para que lo haga aún más", añadía.
Y revelaba la mayor fuente de su esperanza: "Lo que me empuja para adelante es la ilusión de ver como mi presencia y el acompañamiento a tantas personas que me rodean les hace algún bien. Yo estoy ofreciendo un tesoro que no soy yo, es mi fe en Jesucristo. Lo ofrezco casi sin darme cuenta, y al mismo tiempo recibo las alegrías de un pueblo sencillo, de un pueblo humilde, de un pueblo que, a pesar de vivir en la pobreza, sabe saborear la vida".
Los espectadores de Pueblo de Dios (la 2) y Misioneros por el Mundo (13Tv) conocen la diócesis de Nacula, en Mozambique, por las explicaciones de su ecónomo, el paúl Eugenio López
El padre Eugenio cuenta más de sus tareas en Mozambique a Misioneros por el Mundo (13TV)