La práctica del yoga es incompatible con la doctrina cristiana. Es lo que afirma un documento de la Iglesia siro-malabar, uno de los tres ritos católicos de la Conferencia Episcopal de la India (CBCI). Publicado en el último boletín de la eparquía de Mananthavady, el texto de la Comisión sobre la doctrina sostiene que el yoga y el cristianismo no pueden ir de la mano, y que las organizaciones nacionalistas hindúes del Sangh Parivar “buscan sacar provecho del yoga para lograr sus objetivos políticos y sectarios”.
El documento se titula “Yogayum Katholika Vishvasavum”, es decir, “El yoga y el credo católico”. En el texto, la Comisión reafirma que “se ha intensificado la necesidad de hacer una relectura del yoga, en particular tras la decisión del gobierno de convertir [su enseñanza] en algo obligatorio en las escuelas, y de presentarlo como una parte inseparable de la cultura india”.
Según informa AsiaNews, no es la primera vez que los obispos de rito oriental intervienen en este tema. El año pasado, ya afirmaron que “el yoga no es un medio para alcanzar el contacto con lo divino, aún cuando pueda contribuir a la salud física y mental”.
El yoga es una práctica de relajación mental y física nacida en la India y difundida en todo el mundo. En éste se combinan ejercicios físicos y técnicas de respiración. Según la religión hindú, también constituye un camino de búsqueda espiritual, a través del cual se experimenta el contacto con lo divino.
En la India, su enseñanza es obligatoria en las escuelas, y todos los años, en la Jornada Internacional del Yoga (que se celebra el 21 de junio), todo el sistema educativo se paraliza para brindar un espacio a los programas, eventos e iniciativas dedicados a esta disciplina.
Hace tiempo que activistas e intelectuales indios afirman que la obligación de observar la fiesta en las escuelas, constriñendo a los alumnos a cantar sonetos y mantras hindúes, limita la libertad de culto de las minorías y representa una falta de “sensibilidad” hacia los alumnos cristianos y musulmanes.
La Comisión, presidida por monseñor Joseph Kallarangatt, observa que “en el yoga no hay lugar para Dios, creador y sostenedor cuando se toman en consideración las experiencias espirituales de los seres humanos […] Si bien el yoga nació y creció dentro de las tradiciones laicas de la India, luego éste adoptó tonos de la religión hindú, con el predominio de la casta de los brahmanes”.
La nota también advierte sobre el riesgo de que “los ejercicios físicos se conviertan en idolatría, pasando a ser un fin en sí mismo” y de la tendencia a “equiparar la experiencia física que deriva del yoga con la obra del Espíritu Santo”.