Este apoyo proviene tanto de personalidades de Irak como de otras partes del mundo (sobre todo en Francia, donde el patriarca Sako creó a lo largo del tiempo fuertes lazos de amistad y colaboración con prelados y ONGs, católicas y no católicas) tanto cristianas como musulmanas, que exaltan la obra en favor de la paz y de la convivencia.
En particular, dentro de la comunidad musulmana, se creó un frente unido que reúne a chiíes de Najaf (en Irak) y a líderes sunitas de Jordania y del Líbano que han apoyado fuertemente la candidatura. También este es un signo de la obra de la Iglesia iraquí y de su jerarquía, que tiende un puente con las otras religiones.
Recibir el eventual premio “no es importante”, lo que cuenta “es el valor simbólico del gesto”, que ayuda a “mantener viva la atención sobre el pueblo iraquí, sobre la comunidad cristiana que aún es víctima de ataques”, afirma Sako a AsiaNews.
“En el reciente encuentro con el Papa Francisco -agrega- pedí un apoyo moral y espiritual, que es aquello que necesitamos. Esta propuesta se coloca justamente en esta huella y representa una contribución extraordinaria para vencer la marginación y la indiferencia hacia los sufrimientos de nuestra minoría, y también de las demás”.
Personalidades religiosas, intelectuales y miembros de la sociedad civil, tanto en Irak como en el mundo, adhirieron a la iniciativa, reconociendo la obra en favor de la paz, de la convivencia, de la reconciliación del primado de la Iglesia caldea, antes como obispo y ahora como patriarca. Una tarea esencial, en una nación todavía hoy marcada por la violencia, los conflictos internos y las divisiones sectarias.
“Es hermoso ver que también los musulmanes han apoyado mi candidatura. Es más, diría que son justamente ellos quienes lo hacen con mayor vigor y esto es incluso más importante. Representa un signo de cercanía y abre las puertas de Irak al progreso y a la democracia”, afirma el patriarca.
El religioso iraquí cuenta también que la semana pasada el patriarcado caldeo organizó un encuentro interreligioso que representó una “enorme fuente de aliento y de esperanza. En los próximos días iré a Najaf (una de las ciudades más sagradas del islam chií) para pronunciar un discurso. Esto no es para mí, sino para todo Irak y para el bien de su pueblo”.
“Nuestra esperanza es que esta candidatura complete su itinerario- subraya el arzobispo de Kirkuk, Monseñor Yousif Thoma Mirkis –y pueda concluirse de modo positivo”. Este premio, agrega el prelado, representaría “un reconocimiento no sólo a su persona, sino también a todos los cristianos de Irak y de Oriente Medio que, en estos años, siempre han luchado de manera fuerte y firme, pero al mismo tiempo, de un modo pacífico, en favor de la paz, los derechos humanos, la convivencia y el desarrollo del país”.
“Para los cristianos de Oriente Medio -concluye el prelado- sería un gesto importante y significativo, porque valoriza el sacrificio de una comunidad milenaria que eligió permanecer en su propia tierra a pesar de las persecuciones, la última de ellas por mano de Daesh, que obligó a centenares de miles de familias a escapar, convertirse o ser asesinadas”.
Uno de los apoyos de la candidatura de Sako es Bernard Cazeau, senador francés y exponente del Partito Socialista, el cual subraya que el patriarca “encarna” el diálogo entre credos y es “respetado” por musulmanes, yazidíes, cristianos, por religiosos y ateos, por “su honestidad, sinceridad, simplicidad y generosidad”. Él agrega que la candidatura recibió la adhesión de 125 senadores y 115 diputados del parlamento y es un reconocimiento por su obra en favor de los marginados y víctimas de violencia, no sólo cristianos.