Kazajistán está viviendo unos días de gran tensión y violencia debido a las manifestaciones que se han desarrollado y que han sido duramente reprimidas. Incluso el Papa Francisco pidió este domingo en el Ángelus oraciones para buscar una solución pacífica en este país asiático.

El español José Luis Mumbiela está siendo testigo directo de lo que pasa en Kazajistán pues es el obispo de la diócesis de la Santísima Trinidad de Almaty.

En conversación con Vatican News, monseñor Mumbiela ha asegurado que “las palabras del Papa son palabras proféticas que nos ayudan a todos a contar con la fuerza de la oración, a agradecer a todos aquellos que han rezado por nosotros durante estos días y a su vez, saber que queremos construir ese camino que el Papa dice a partir del diálogo, de la paz y nunca con la violencia”.

Sobre la situación en el País, el prelado de Almaty afirmaba que “a día de hoy, debemos dar gracias a Dios porque los episodios violentos han terminado, a lo mejor quedan algunos reductos en algunas zonas, pero especialmente en Almaty, donde hemos tenido el ataque más gordo han cesado estos episodios. Han sido episodios violentos no por parte del gobierno, ellos no han sido los primeros en atacar, sino que el gobierno ha tenido que responder a ataques de gentes que inesperadamente, resulta que eran violentos. Todo se inició de modo pacífico con la protesta pacífica, porque la gente protesta porque sube el gas, la luz. Pero entre ellos aparecieron gentes inesperadas, que estaban en otro plan. Muchos de ellos son extranjeros y traían armamentos, con intenciones muy distintas a los demás. Esto el gobierno no se esperaba, del diálogo pacífico se pasó a un diálogo en otros términos, lamentablemente”.

El obispo español reconocía que “ha habido momentos duros, como los asaltos, disparos, saqueos, etc., aun quedan algunas medidas del gobierno como el toque de queda. Estas medidas han traído un poco de paz y seguridad a las calles y a las casas. Había mucho nerviosismo, y ahora la cosa esta ya más tranquila, la gente ha ido a trabajar, los comercios empiezan a funcionar, las propiedades destruidas empezarán a restaurarse, se han generado muchas pérdidas, millones de euros en perdidas”.

Pese a todo, el obispo consideraba que “la gente tiene ganas de seguir adelante por ese Kazajistán que todos soñamos, ese Kazajistán pluriétnico, profesional, de paz y de acuerdo social, de acuerdo religioso, según las reglas de la paz y la cordialidad”.

La Iglesia, ¿qué papel juega? Mumbiela se mostró sincero al reconocer que “la Iglesia aquí somos muy pequeñitos, estos días me veía como en el portal de Belén, donde esté el Salvador. El mundo sigue sin saber donde esta esa luz que buscan, y ahí estamos mirando al Niño”.

“Tenemos poca presencia, somos muy pocos en el país, pero la fuerza de la oración, por un lado, el testimonio de gente de paz, como decía nuestro Señor: ‘Bienaventurados los pacíficos, y los que construyen la paz, porque serán llamados Hijos de Dios’. Esa es nuestra misión, ser testimonios de esa paz que no solo se pide, y se reza por ella, sino que se construye con nuestras manos y con nuestro testimonio. Pienso que podemos aportar nuestro pequeño granito de arena, en la medida de lo posible de oración y de reconstrucción para el bien de todos los ciudadanos de Kazajistán, estamos para todos como Cristo vino para todos”.