En junio de 2014 estallaron en Mosul diversos enfrentamientos entre el Daesh y el ejército iraquí. En medio del fuego cruzado se encontraba el convento de las Religiosas del Sagrado Corazón. Las Hermanas que allí se encontraban se vieron obligadas a abandonar su hogar, en el que habían permanecido desde 1961.
“Fue un momento muy duro. Las monjas estaban dentro y el ruido era horroroso, tenían mucho miedo”, confiesa Sor Sanaa Hana, superiora de la congregación. Entre las 6 religiosas del convento se encontraba Josefina, la hermana más anciana, quien no quería abandonar Mosul por nada del mundo, pero no tuvo opción.
Salvaron el Santísimo de que fuera profanado
Gracias a un soldado cristiano que las introdujo en un coche americano, las hermanas pudieron huir de la ciudad y ponerse a salvo en otra casa de la orden en la localidad de Tilkef. “Pudieron huir poco antes de que el Daesh se hiciera con el control de la ciudad; realmente en el último minuto. Consumieron el Santísimo antes de escapar pues no querían que cayera en manos de los yihadistas”.
Sor Saana volvió hasta tres veces al convento cruzando las líneas enemigas
Como muchos de los cristianos perseguidos, las religiosas huyeron con lo puesto. Sin embargo, la superiora decidió volver a su convento para recuperar archivos, documentos, libros, y todo tipo de material religioso, imprescindible para la continuación de la vida espiritual.
Hasta tres veces volvieron de manera clandestina
Llegaron a entrar en la ciudad hasta en tres ocasiones, ya con la bandera del Daesh hondando en la ciudad. La primera vez, Sor Sanaa y una de sus hermanas se metieron hasta el corazón de Mosul con un coche pequeño. En dos horas recogieron todo lo que pudieron y regresaron a Tilkef.
La segunda incursión fue mucho más arriesgada. Esta vez con dos vehículos, la superiora y la hermana Munira buscaron recuperar más manuscritos, archivos y material litúrgico. En esta segunda salida, la hermana Munira fue interrogada durante mucho tiempo por los peshmergas, el ejército del Kurdistán. Y es que los controles eran cada vez más frecuentes y exhaustivos.
En la tercera y última incursión, las hermanas se quedaron hasta las dos de la mañana en su antiguo convento empaquetando cosas. Llenaron el coche todo lo que pudieron, dando siempre preferencia a la riqueza de libros y documentos: “Quisimos llevarnos algún vestido de las hermanas porque solo se llevaron lo puesto…, pero no cabía nada más en el coche y los vestidos no eran importantes. Miré nuestra biblioteca llena de libros importantes. Una riqueza enorme que tenía que quedarse”, confiesa Sor Sanaa.
“Nada ni nadie podrá eliminar nuestra fe en Cristo”
Uno de los momentos más tristes para las religiosas fue cuando les comunicaron que su convento había sido volado por el Daesh, el 24 de noviembre de 2014. “Para nosotros fue un shock. Nos entristeció mucho y supuso un momento crítico para nuestra comunidad, pues esta fue nuestra casa espiritual durante muchos años”.
Las hermanas, con sus heroicas acciones, consiguieron recuperar varias máquinas para hacer pan para consagrar. Con ellas producían formas para la gran parte de las iglesias de Mosul. Un ejemplo de la importancia del mantenimiento de la fe, ya que “eran unas máquinas muy grandes y pesadas. Pero eran muy necesarias”.
A pesar del sufrimiento, la comunidad se mantiene firme en la fe, aquella que siempre permanece a pesar de la destrucción: “Nadie ni nada podrá eliminar nuestra fe en Cristo de esta tierra. La fe en Jesucristo permanecerá. Esta sangre de tantos hermanos mártires derramada hoy por Jesús no se perderá”, confiesa Sor Sanaa.
Dejar Mosul por primera vez en un siglo
Por vez primera en sus 100 años de historia, estas religiosas dejaban Mosul. En esta ciudad ya perdieron tres casas durante la invasión del país en 2003. Pero su exilio no es para siempre. Las hermanas del Sagrado Corazón quieren volver a Irak.
Ayuda a la Iglesia Necesitada es una de las organizaciones que les ha acompañado desde la huida de Mosul y ahora quiere hacer realidad su sueño de regresar. Con la campaña “Ayúdales a Volver” la Fundación Pontificia pretende reconstruir 363 edificios de la Iglesia que fueron dañados por Daesh.
Irak es una tierra cuna del cristianismo, y este no puede desaparecer. Las Religiosas del Sagrado Corazón han estado y continúan firmes en ese propósito. ACN- España les apoya para que renazca la presencia cristiana en la llanura de Nínive.
Si quiere colaborar con la campaña "Ayúdales a volver" de Ayuda a la Iglesia Necesitada, puede hacerlo pinchando AQUÍ