Cuando el Daesh llegó a esta ciudad, a unos 30 kilómetros al sureste de Mosul, Martin Baani se encontraba en la iglesia de San Addai. La noticia de que los terroristas estaban en las puertas del pueblo corrió como la pólvora y el desconcierto se apoderó de todos los vecinos.
La gente preguntaba al párroco qué hacer. Comenzaban a verse caravanas de coches con familias enteras huyendo hacia el Kurdistán. Antes de irse a dormir, Martin decidió pasar por casa de su tía, que estaba muy cerca de la iglesia. Allí recibió la llamada de un amigo: “Nos tenemos que ir. La geste está cogiendo sus equipajes y su ropa y abandona Karamlesh”. Pero Martín tenía otra opinión. Salió corriendo hacia la iglesia donde una multitud de fieles muy nerviosos se agolpaba alrededor del párroco, el padre Paul. Tras la llamada del obispo, se decidió abandonar la ciudad. No podía quedar ni un cristiano.
Para que los cristianos puedan regresar a sus hogares, la campaña "Ayúdales a volver" de Ayuda a la Iglesia Necesitada reconstruirá las iglesias y casas destruidas
El padre Paul comenzó a organizar a sus feligreses. Tras conseguir tres coches grandes, los llenó con el mayor número posible de personas. El seminarista Martin corrió hacia la iglesia arriesgando su vida. Tomó el Santísimo Sacramento. Disparado volvió hacia la calle donde le estaba esperando el párroco. Los dos patrullaron por última vez las calles de Karamlesh. “Queríamos asegurarnos de que no quedaba nadie en el pueblo. Fuimos los últimos en salir. Cuando nos aseguramos de que no quedaba nadie nos marchamos”. Y así, en el coche con el Santísimo y unos cuantos documentos partieron hacia el Kurdistán. Con ellos terminaban cerca de 2.000 años de presencia de los cristianos en este antiguo pueblo de Nínive.
Dos años de guerra no dejaron más que destrucción y tristeza. En esta ciudad de las afueras de Mosul 754 casas fueron dañadas y 89 de ellas totalmente destruidas. Sin embargo, el exilio, y todo este panorama desolador no lograron apagar la llama de la fe en los cristianos de Irak. Tras ser liberada de los yihadistas, Karamlesh vuelev a sentir los pasos de sus habitantes. Porque han decidido volver a su tierra, a sus raíces.
Martín Baani fue el seminarista que recuperó las sagradas formas del Sagrario antes de que llegaran los yihadistas
Es así como el retorno de las familias a esa ciudad iraquí se vuelve un hecho real. 2.000 de ellas ya han pisado el suelo del pueblo de la llanura de Nínive donde pretenden empezar otra vez, reintegrarse y volver a vivir su fe en comunidad.
Y esto es posible gracias al gran proyecto de Reconstrucción de Nínive del que forma parte Ayuda a la Iglesia Necesitada. Es este plan el que hace posible que 12 casas estén siendo reparadas actualmente. Que las 12.000 personas que ha regresado vivan la alegría de estar de nuevo en casa, de levantarlas paso a paso, pero con la fuerza que viene de Jesucristo, la misma que los mantuvo firmes en la fe durante estos años.
No se extinguirá la presencia cristiana en Karamlesh. Irak sigue siendo cuna del cristianismo donde muchos como Martin Baani están dispuestos a dar la vida por quien es Verdad y Amor.
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