A pesar de su apariencia formal, el encuentro inter-religioso celebrado la semana pasada en Bkerké, el Líbano, hará historia, por la gravedad de la cuestión de la cual se ha ocupado y que concierne al estatus de la ciudad de Jerusalén, explica AsiaNews. Yendo a contracorriente de casi toda la comunidad internacional y contra los reiterados llamamientos del Vaticano en el sentido de dotar a la Ciudad Santa de un estatus especial garantizado por la comunidad internacional, el presidente americano ha tomado la “desdichada” decisión de declarar, unilateralmente, que Jerusalén es la capital de Israel.
 
Sin excluir las consecuencias jurídicas internacionales que devienen de la decisión americana, y siguiendo la estela de las recientes declaraciones de la Liga árabe y de la Organización de la Conferencia islámica, los líderes de las comunidades religiosas del Líbano, tanto cristianos como musulmanes, se reunieron en Bkerké y optaron por formar un frente común contra esta decisión del presidente americano que acarrea tremendas consecuencias, pronunciándose con firmeza aunque sin particular vehemencia.
 
La declaración se concentra en los “derechos religiosos” de las religiones monoteístas en lo que atañe a sus espacios dentro de la Ciudad Santa, y en los “derechos nacionales” de los palestinos a no ser privados de su capital.


 
Pero lo que la caracteriza, sobre todo, es el hecho de que en la misma se elevan, una junto a otra, la voz cristiana que reverbera desde la Santa Sede, y la voz musulmana que resuena desde Estambul; la preciosa voz islámico-cristiana que el Líbano, más que ningún otro, puede hacer oír. A tal punto, que el monarca hachemita, el rey Abdullah, sintió la necesidad de contactar a la embajada libanesa en Amán para presentar al embajador su admiración ante esto; por otro lado, no es ningún secreto que en los círculos libaneses implicados, la posición de los cristianos del Líbano con respecto a Jerusalén tendrá un impacto positivo en todo el mundo árabe.
 
Incluso el presidente del Consejo superior chiita, el jeque Abdel Amir Balan, no ha dejado de manifestar su admiración por el Líbano islámico-cristiano. Al referirse al jefe de Estado durante la reunión cumbre islámica celebrada a orillas del Bósforo, él lo ha definido como “Mohammed Michel Aoun”, antes de corregirse, y decir “el imán Michel Aoun”.
 

“La ciudad de Jerusalén hospeda lugares históricos sagrados para las religiones monoteístas, como la iglesia del Santo Sepulcro y la Gran Mezquita (al-Aqsa) –señala el comunicado-. No es una ciudad ordinaria como las otras ciudades del mundo, sino que ocupa un lugar privilegiado en la conciencia de los fieles de estas religiones. Como consecuencia, la decisión del presidente de los Estados Unidas, basada en cálculos políticos privados, es una provocación para más de tres mil millones de personas, y afecta profundamente su fe”.
 
Los líderes religiosos recuerdan que “todos los jefes del mundo han decidido respetar las resoluciones de las Naciones Unidas, que definen a Jerusalén y a Cisjordania como territorios ocupados y, en virtud de este compromiso legal y ético, se han abstenido de abrir sus embajadas en una Jerusalén ocupada. Incluso los Estados Unidos han adherido a esta política hasta que se tomó la desdichada decisión del presidente Trump, el 6 de diciembre de 2017, de violar las disposiciones”.
 
“Esta decisión -concuerdan las personalidades religiosas reunidas-, contraviene no sólo las convenciones internacionales, sino que también mina la simbología de la Ciudad Santa como centro espiritual universal, donde el nombre de Dios es invocado en voz alta, y en una convergencia religiosa de valores de todas las religiones monoteístas”.
 
“La modificación de esta noble imagen de la Ciudad Santa, la desnaturalización de su misión espiritual que esta decisión constituye, y el hecho de considerarla como un hecho consumado… son un desafío tanto a los sentimientos religiosos como a los derechos nacionales de los palestinos”.
 
“Las personas [aquí] reunidas saludan al pueblo palestino, y especialmente a los habitantes de la Ciudad Santa, y elogian su resistencia a la ocupación y a las tentativas de modificar la identidad religiosa y nacional de la ciudad. Por esto –continúa el comunicado- las personalidades reunidas invitan a los miembros de la comunidad internacional a trabajar juntos para presionar a la administración americana, a fin de que dé marcha atrás sobre una decisión que carece de la sabiduría necesaria que es propia de los artífices de la verdadera paz”.
 
“Además, ellos hacen un llamado a la opinión pública americana... para que las voces se eleven a lo alto en signo de advertencia al presidente Trump y a su administración, [poniendo en guardia] acerca de los peligros de esta decisión injusta, que precipita al Oriente Medio en un nuevo ciclo de violencia que viene a sumarse a otros tantos y numerosos”.
 

“Por último, los líderes religiosos muestran su adhesión a la fórmula de convivencia entre cristianos y musulmanes, en una perfecta igualdad cívica y prestando su apoyo a la posición oficial del Líbano, incluso en el proyecto propuesto ante las Naciones Unidas por el presidente de la república Michel Aoun, que apunta a definir al Líbano como un centro internacional para el diálogo entre religiones y culturas”.
 
Por su parte, el patriarca Bechara Raï, al inaugurarse el encuentro, declaró: “La mayor parte de nosotros ha expresado su rechazo a eta decisión, sea de modo individual o dentro de su propia comunidad. Hoy, estamos aquí reunidos a fin de expresar, a una sola voz, nuestro rechazo en común”.
 
“Pedimos, tal como ha hecho la Organización de la Conferencia islámica, la aplicación de las leyes internacionales aprobadas en 1947, en particular la resolución 181 del 29 de noviembre de 1947, en base a la cual Jerusalén tiene un estatus especial...”, concluyó Mons. Raï.
 
En la cumbre inter-religiosa participaron el patriarca maronita, el muftí de la república, el presidente del Consejo supremo chiita, el jeque Abdul Amir Qabalan, el jeque druso Akl, Aram I por los Catholicos de Cilicia, los patriarcas armenios católicos y greco-católicos, Youssef Abdo, patriarca de la siria-ortodoxa y sirio-católico, un representante del patriarcado greco-ortodoxo, el vicario apostólico de los latinos Caesar Yesayan, el presidente de la comunidad evangélica en el Líbano y Siria, Reverendo Salim Sahyouni, el vicario del Consejo alawita, un representante de la Iglesia ortodoxa copta, un representante de la Iglesia caldea, un representante de la Iglesia copto-católica y miembros del Comité Nacional para el diálogo islámico-cristiano.