Los diáconos permanentes sirven a la Palabra, a la caridad y al culto litúrgico. Pueden predicar, imparten bendiciones, celebran liturgias de la Palabra y son frecuentes en la acción social y caritativa de la Iglesia. Excepto confesar y consagrar, sus atribuciones son muy amplias.
La mayoría son hombres casados (aunque los que se ordenan siendo solteros no se pueden casar), otros muchos son viudos y en muchas parroquias se responsabilizan de la pastoral familiar, de Cáritas, de la catequesis y de muchas otras tareas. Un alto porcentaje trabaja en pastoral penitenciaria, pastoral del mar, de migraciones... La palabra "diakonía" significa "servicio".
El Papa tiene unas palabras para ellos en el prólogo que ha escrito al libro “El Diaconado en el pensamiento de Papa Francisco. Una iglesia pobre para los pobres”, escrito por Enzo Petrolino, Presidente del Diaconado de Italia.
El texto –presentado en rueda de prensa la tarde de este lunes, 20 de noviembre, en la Sala Marconi de Palacio Pío del Vaticano– recopila intervenciones de Jorge Bergoglio, cuando aún era arzobispo de Buenos Aires, sobre el diaconado durante el curso de su ministerio episcopal en Argentina. Después, añade otras más recientes pronunciadas como Obispo de Roma.
Un encuentro de diáconos permanentes con sus esposas
El Papa señala que en el Concilio Vaticano II "el diaconado permanente ha reencontrado las raíces de su presencia en la comunidad de los creyentes y en el más amplio tejido social, adquiriendo de una parte conciencia del propio rol de servicio a Cristo y a los hombres, y recibiendo, de otra parte, un nuevo impulso de las orientaciones que el Magisterio ha dado a lo largo de estos años a la común reflexión eclesial”.
“La Iglesia encuentra en el Diaconado permanente – puntualiza el Pontífice – la expresión y al mismo tiempo el impulso vital para hacerse ella misma signo visible de la diaconía de Cristo Siervo en la historia de los hombres”. Por ello, es importante señala el Papa, la sensibilidad en la formación de una “conciencia diaconal” que puede considerarse el motivo de fondo que debe penetrar en las comunidades cristianas.
Otro aspecto importante, puntualiza el Papa Francisco, es aquel de la oración por las vocaciones. También hoy, agrega, la comunidad cristiana debe estar siempre presente en el germinar de las vocaciones, en su formación y en su perseverancia. El servicio que da la Iglesia "tiene su corazón pulsante en el Ministerio Eucarístico y se realiza ante todo en el servicio de los pobres que son el rostro de Cristo sufriente”, recuerda el Pontífice.
A lo largo de las etapas del camino diaconal, evidencia el Papa Francisco, a lo largo de estos años, el magisterio pontificio ha dejado una huella al mismo tiempo clara y motivadora en el signo de la obediencia fiel y de la alegría que debe acompañar la misión del diácono en la Iglesia y en el mundo de hoy, amplificando las orientaciones indicadas por el Concilio y alargando los horizontes de acción.
Por ello, afirma el Papa, “el ministerio diaconal debe ser visto, pues, como parte integrante del trabajo hecho por el Concilio para preparar a la entera Iglesia a un renovado apostolado en el mundo de hoy. Los diáconos pueden ser definidos pioneros de una nueva civilización del amor, como amaba decir Juan Pablo II”.