Magnus MacFarlane-Barrow, católico escocés, padre de familia, visitó Malawi en 2002 en medio de una hambruna terrible. “Conocí a una familia en una aldea. El padre había fallecido y la madre, Emma, agonizaba. Tenía seis hijos. Al mayor, Edward, de 14 años, le pregunté cuáles eran sus sueños: “Poder comer e ir al colegio”, me dijo”.
Comer e ir a la escuela. Esa fue la intuición detrás de la ONG Mary’s Meals: llevar al colegio a los niños, donde podrán comer.
Empezó allí mismo, en Malawi, financiando la comida escolar de unos 200 niños. Ahora, en verano de 2019, la ONG ha anunciado un récord: ya consiguen poner comida para un millón y medio de niños cada día del curso escolar. En total, las comidas de Mary’s Meals llegan ya a 2.358 escuelas.
Un millón de esos niños siguen estando en Malawi, el pobre país africano donde todo empezó. El resto se reparten por otros 17 países del mundo (Malawi, Liberia, Zambia, Zimbabwe, Haití, Kenia, India, Sudán del Sur, Uganda, Etiopía, Benín, Líbano, Siria, Myanmar, Tailandia, Ecuador, Madagascar y Rumanía).
Con muchos voluntarios y comida local
Mary’s Meals trabaja con voluntarios locales en algunas de las comunidades más pobres del mundo. La promesa de una comida nutritiva anima a los niños (que de otro modo se verían forzados a trabajar, mendigar o escarbar en busca de comida) a ir a la escuela y obtener una educación que les pueda proporcionar una vía de escape de la pobreza. Cuando es posible, las comidas se preparan utilizando productos locales. Esto ayuda a mantener a familias pobres del lugar y a impulsar la economía local.
Magnus MacFarlane-Barrow está encantado de ver este crecimiento y da las gracias a quienes lo hacen posible: “desde los que donan a los voluntarios que cocinan y sirven comidas a los niños hambrientos en sus propias comunidades. Cada uno de ellos juega un papel determinante en esta misión, una misión que acaba de empezar, dada la cantidad de niños que siguen hambrientos y fuera de la escuela hoy en día en el mundo.”
Mary’s Meals asegura que “en los colegios donde los niños reciben Mary’s Meals, aumentan las matriculaciones, mejora la asistencia, disminuye el abandono escolar y los niños están más felices, más sanos y rinden mucho más en clase”. También sirve para combatir cosas como los matrimonios precoces o forzados de las niñas, y el abandono de los niños.
La organización añade: “todavía llama más la atención el hecho de que el coste medio para alimentar a un niño con Marys Meals todo un curso escolar es de sólo 15,6 euros. Al menos el 93% de las donaciones se destinan directamente a los proyectos de ayuda. Esto es posible gracias a la dedicación y compromiso de muchos miles de voluntarios – incluyendo más de 80.000 solo en Malawi – que realizan montones de pequeños actos de amor a favor de Mary’s Meals”.
Todo empezó con la Virgen: en Medjugorje y en África
La historia completa del origen de esta iniciativa y su conexión con la Virgen se puede leer en el libro El cobertizo que alimentó a un millón de niños (Planeta). En 1983, con 14 años, Magnus acompañó a su familia a una peregrinación a Medjugorje, en Bosnia. “Tuve una fuerte experiencia de Dios”, explica.
El rosario en Medjugorje
Rezaron allí el Rosario con los videntes de Medjugorje (un caso aún que la Iglesia aún investiga y no ha aprobado oficialmente). “Durante esos pocos días en Medjugorje, sentí un sentimiento de profunda alegría distinto a cualquier cosa que hubiese sentido antes”, escribe MacFarlane-Barrow: “Me sentí exultante. Nuestra Señora había venido a decirnos que Dios existe. La creí con todas las fibras de mi ser. Decidí responder a la invitación de Nuestra Señora en mi vida lo mejor que pude”.
La familia volvió a Escocia con ganas de servir a Dios. Allí convirtieron su casa de huéspedes en una “casa familiar de oraciones”, un lugar de retiro espiritual. Crecían en la fe. Diez años después, en 1993, teniendo 24 años, él y su hermano veían por TV los horrores de la guerra de Yugoslavia y quisieron hacer algo para ayudar. Solicitaron ayuda a amigos y conocidos, pidieron donaciones por Escocia, y las acumularon en su cobertizo. Después la llevaron a Bosnia, a los desplazados y víctimas de la guerra. Pero de vuelta a Escocia los donativos seguían llegando en forma de comida, mantas, ropa…
“Hacemos una ermita de Medjugorje en Malawi”
Al centro de retiros de la familia acudían sacerdotes, fieles, misioneros…contaban sus historias y pedían ayuda. Eso llevaba a Magnus a conocer proyectos en Rumanía, Liberia, Malawi y Somalia.
Cuando visitó Malawi y conoció al joven Edward, de 14 años (los mismos que él tenía en su conversión) encontró otro signo de la Virgen.
“Cuando fui a Medjugorje, en 1982, mi hermana Ruth publicó un artículo de nuestra experiencia en una revista católica y empezamos a recibir muchas cartas de personas que querían saber más de ese lugar, entre ellas la de una señora de Malawi: Gay Russell, que era piloto. Veinte años más tarde, durante la hambruna en Malawi, conocí en el retiro familiar a un hombre de negocios, Tony Smith. Por casualidad él nos oyó hablar de Gay Russell, a la que nunca olvidamos. ‘La conozco’, dijo, ‘estamos construyendo una réplica de la ermita de Medjugorje en Malaui’. Fuimos a conocerla, ella trabajaba allí para paliar el hambre de los niños. Estando allí Tony Smith me recordó las palabras del senador George McGovern: “Si EE.UU. decidiera sufragar una comida diaria a los niños más pobres del mundo, los países subdesarrollados saldrían de la pobreza”. Sentí que eso es lo que debía hacer; así nació Mary’s Meal, en ofrenda a la Virgen de Medjugorje”.
Ha visto horrores… y gente que lo supera todo
Magnus ha visto muchos horrores, pero cree que el amor es más fuerte. Por ejemplo, en África “conocí a muchos niños soldados y oí sus historias. Me sorprende comprobar como la gente que ama puede superar cualquier desgracia. Soy optimista respecto a la humanidad porque mi experiencia es que el bien, el amor, gana”.
En El Periódico de Catalunya la coordinadora de Mary’s Meals en España en 2017 Elisalex Löwenstein, hablaba de la iniciativa. Hija de padre alemán y madre italiana, nacida en un refugio antiaéreo en 1944 en Alemania, como auxiliar de enfermería, ha vivido de cerca, muchas veces, lo que es ayudar al que sufre.
Explica Löwenstein, que conoció a Magnus en Medjugorje.
“Coincidí con Magnus en la misma pensión y él me propuso dar a conocer la fundación en España”. Dice que le llamó la atención de él “su mente clara, su enorme corazón y su gran humildad”. Y del proyecto “la austeridad en la estructura, la implicación de la gente del lugar y con alimentos locales. Poco más de 15 euros son suficientes para alimentar a un niño todo un año”.
(Publicado originariamente en el portal de noticias marianas CariFilii.es)