En la Llanura de Nínive y el norte de Irak los cristianos ven cernirse una nueva amenaza: las milicias chiíes shabak, que lucharon contra Estado Islámico (que eran yihadistas suníes) ahora obstaculizan el retorno de muchos desplazados cristianos.
Bartella, una pequeña ciudad, se ha llenado de milicianos chiítas con sus estandartes e imágenes de figuras sagradas de su tradición.
“Bartella es un problema, un caso especial”, cuenta a AsiaNews Pablo Thabit Mekko, responsable de la comunidad cristiana en Karamles. “En estos años –prosigue- la presencia de los Shabak ha aumentado de forma desmedida y los cristianos tienen miedo de regresar. Al menos 600 familias que huyeron en la época de Estado Islámico siguen en Erbil, en el Kurdistán iraquí, y por el momento no tienen en vista regresar. En la ciudad se está produciendo una auténtica alteración demográfica, que comenzó en el 2003, tras la invasión estadounidense y que en el último período ha sufrido una aceleración”.
Un plan chiíta para modificar la demografía de la región
La presencia de milicias locales chiíes, agrega Don Pablo, “crea descontento y las perspectivas a futuro despiertan malhumor y preocupación”. Para el sacerdote, se estaría llevando adelante, de manera encubierta, un intento de “modificar la demografía del área”, según algunos, de acuerdo a un “plan” orquestado por la plana de líderes chiítas y pilotado desde el exterior, con la complicidad de una parte “de los políticos Shabak y de exponentes que están en Bagdad, que los sostienen”.
Bartella era completamente cristiana hace sólo 30 años
Hasta hace 30 años, la población de Bartella era cristiana en su totalidad. Los cambios demográficos de las últimas décadas han alterado su composición, y han terminado dividiéndola entre una mitad constituida por cristianos y otra por los Shabak, una etnia musulmana que es en su mayor parte chiita.
Cuando el Estado Islámico (EI, ex ISIS) conquistó un área considerable del norte de Irak, incluyendo la Llanura de Nínive, toda la población de Bartella abandonó la zona a causa de las persecuciones que realizaban los radicales sunitas.
Hoy, habiendo pasado dos años desde la expulsión de los yihadistas del “Califato”, menos de un tercio de las 3.800 familias originarias que poblaban la localidad han podido retornar al lugar.
La mayor parte de ellas aún sigue en el exilio y teme que se reanuden las persecuciones, las amenazas y las intimidaciones de algunos exponentes de la comunidad Shabak, que preside las milicias chiitas que controlan el área.
Tras la expulsión del ISIS, están surgiendo con fuerza creciente las divisiones confesionales, milicias y grupos armados que tratan de apoderarse de porciones de territorio cada vez más vastas en el norte de Irak, sobre todo en la Llanura de Nínive, que en otra época llegó a ser cristiana en su totalidad.
¿Descontrolados, o un plan de limpieza étnica?
Qusay Abbas, un representante de los Shabak en el Parlamento, afirma que los ataques son obra de una pequeña minoría que no es representativa. Sin embargo, las historias (y las denuncias) que llegan de Bartella, y de otras ciudades del área, cuentan una verdad distinta: sostienen que las milicias están tratando –la mayor parte de las veces, por la fuerza- de eliminar al sector cristiano de la población.
En efecto, serían cada vez más frecuentes los casos de ataques de trasfondo sexual, los hurtos, amenazas y los casos de violencia en el ámbito privado. Recientemente, un hombre de etnia Shabak disparó una ráfaga de proyectiles durante más de una hora, frente a una iglesia de la ciudad.
“Lo que está sucediendo en Bartella –subraya Don Pablo- se registra también, aunque en menor medida, en otras localidades de la Llanura, como Karamles y Qaraqosh. Estamos ante un movimiento que está tratando de expandirse”.
“Un consejo de sabios de la Llanura de Nínive –que comprende cristianos, árabes, shabak- ha entablado diálogos y está intentado resolver la situación. Lamentablemente, no hay acuerdos oficiales y no se halla el modo de aplicar los acuerdos entre las partes, que rara vez se dan”.
Crear una policía mixta, con cristianos
En este contexto, la Iglesia iraquí se mantiene firme en su rechazo a crear una milicia armada cristiana, y refuerza las iniciativas tendientes al diálogo y a la confrontación.
“La situación sigue siendo delicada –concluye el sacerdote- y los cristianos tienen miedo. Una de las soluciones viables, y que nosotros desearíamos se diera a futuro, es la instalación de una fuerza policial, institucional, en cuyo seno también participen cristianos, que puedan dar su contribución enrolándose para proteger la ley y el estado de derecho”.