Los cristianos de Tierra Santa (en Israel, Palestina, Jordania y Chipre) siempre viven en circunstancias complicadas, como minorías entre mayorías musulmanas o judías, que además son presionadas por los conflictos locales, los inmigrantes y refugiados que huyen de las guerras de Siria o Irak, el temor a los integristas violentos y ahora por la pandemia del coronavirus que golpea brutalmente al turismo, quizá su principal forma de ganarse la vida.
Por eso, cada año la Iglesia intenta apoyarles con la colecta de Viernes Santo en todas las parroquias del mundo, pero este año se ha desplazado: la colecta es este fin de semana, 12 y 13 de septiembre. Es la Colecta Pontificia por los Santos Lugares, ahora convocada a estas fechas por por su proximidad a la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz (que litúrgicamente es el lunes).
Es un día que, según señala el Papa Francisco, recuerda el descubrimiento de la Santa Cruz por Santa Elena, y supone el comienzo del culto público en Jerusalén, con la construcción de la Basílica del Santo Sepulcro.
La Jornada por los Santos Lugares y su colecta pontificia nos invita a poner nuestra atención en las terribles tragedias que han sufrido y siguen sufriendo los cristianos de Oriente Medio.
El donativo será destinado a la Custodia de Tierra Santa, dirigida por la Orden franciscana, que se encarga de difundir el conocimiento, el amor y la veneración a Tierra Santa. También organiza esta jornada y otras en favor de los cristianos que viven allí.
Este año la mirada se dirige a las consecuencias que están sufriendo de la pandemia, ya que, al no recibir peregrinos, miles de familias han dejado de trabajar y esto ha afectado a sus medios de vida.