La región de Kalimantán Occidental, en Borneo, Indonesia, es conocida para los occidentales sobre todo por las novelas del pirata Sandokán, de Emilio Salgari.

En sus selvas estaban las tribus de dayakos cazadores de cabezas, en las costas los malayos y los juncos chinos y en el banco de Pontianak el intrépido Sandokán guardaba sus diamantes y tesoros. 

La región hoy sigue llena de selvas y las comunicaciones son complicadas lejos de la costa, pero los dayakos (que son un tercio de la población) ya no son cazadores de cabezas.

De hecho, buena parte son cristianos: según cifras de 2017, el 23% de los dayakos son católicos y un 11% son protestantes. En esta región los católicos eran muy pocos hace apenas 40 años, pero ahora hay zonas donde los católicos ya casi son mayoría, como en la diócesis de Sanggau.


Un dayako con el tradicional traje de guerrero, con muchos cráneos de animales, huesos, la espada pandat (para la danza de guerra) y el cuchillo mandau
 
Los musulmanes en Kalimantán Occidental son la mitad: un 51%. 
Los católicos, un 24%. 
Los protestantes, un 12%. 
Los budistas, un 12%.

Los malayos son un tercio de la población y en su mayoría son musulmanes. Los chinos componen otro tercio de la población en esta zona (llegaron en el siglo XVIII creando un estado propio hasta la conquista holandesa de 1884) y suelen ser budistas.

Otros católicos en la región son los que han llegado de otras zonas de Indonesia con más presencia cristiana, como las islas Molucas o incluso de Timor.



Ketapang: pasar del 8% al 20%

La diócesis rural de Ketapang es un ejemplo de como crece la Iglesia Católica en Asia en poco más de una generación. En 1980 tenía apenas 20.000 católicos, un 8% de la población, y solo un sacerdote diocesano. Para 2017 el número de fieles se multiplicó por 6: cuenta con unos 120.000 católicos, casi un 20% de la población y dos docenas de sacerdotes diocesanos. Son datos que tomamos de Catholic-Hierarchy.org.

Datos más actualizados de la misma fuente: en 2021 eran ya 134.000, el 22% de la población, con 33 curas diocesanos y 14 sacerdotes religiosos.


Catedral católica de Pontianak, finalizada en 2017, dedicada a San José.

Pontianak se multiplicó por 7, Sintang por 9

La vecina diócesis de Pontianak, más rica y urbana, es otro ejemplo de crecimiento: de 100.000 católicos en 1980, con 3 curas diocesanos, a 560.000 en 2013, con 16 sacerdotes diocesanos. y 722.000 en 2021, con 18 sacerdotes diocesanos y 92 sacerdotes religiosos. La cifra de católicos se multiplicó por 7 en 40 años. También impresiona el crecimiento en porcentaje: en 1980 los católicos eran el 6% de la población en Pontianak; en 2021, el 22%.

Otra diócesis vecina, Sintang, tenía unos 30.000 católicos en 1980, y en 2017 tenía 250.000 y ya en 2022, 266.000. Los católicos pasaron de ser un 8% a un 29% de la población en cuatro décadas. Sintang cuenta con 77 sacerdotes, la mayoría diocesanos.

La cuarta y última diócesis de la región, Sanggau, en 1980 tenía sólo unos 30.000 católicos, que eran un 19% de la población. En 2022 tenía 340.000 fieles, el 48% de la población. En 40 años, pasó de 6 parroquias a 26, de 1 cura diocesano a 26.



Si sumamos las distintas diócesis, se pasó de 180.000 fieles en 1980 a 1.462.000: es decir, los católicos en esta región se han multiplicado por 8 en cuatro décadas.
 
¿Cazar cabezas? No, pescadores de hombres

La agencia AsiaNews recogía el entusiasmo en Ketapang por la ordenación de dos nuevos sacerdotes dayakos el 29 de junio de 2017 en la ciudad de Simpang Dua.

Los antiguos cazadores de cabeza ahora son pescadores de hombres, por usar la expresión de Cristo.  

En estas zonas rurales y selváticas de Borneo los pocos sacerdotes logran visitar las comunidades locales cada tres o cuatro meses, si el clima acompaña y tras cientos de millas en rutas imposibles y ríos apenas navegables. (Lea aquí en AsiaNews una crónica de estos viajes en la diócesis de Ketapang).

Tanto el padre Fransiscus Hendrikus Yusri Basri Rius como el padre Fransiscus Suandi crecieron en familias católicas de etnia dayaka.  Fueron a la escuela católica de su pueblo y luego entraron en el seminario menor de Payak Kumang, en el centro de Ketapang. En Java del Este también terminaron sus estudios filosóficos y en Pontianak se licenciaron en teología.

Los dos sacerdotes narran que la semilla de su vocación religiosa parten de tres factores principales:

- una familia católica con valores espirituales
- buen testimonio de los curas y católicos locales
-una buena educación católica en la escuela

El padre de Fransiscus Suandi es un catequista que anunciaba la Palabra de Dios por zonas remotas de la isla y a veces llevaba a su hijo: ese ejemplo le inspiró desde niño. El padre Hendrikus declara que la escasez de sacerdotes le animó a ser uno de ellos.

¿Y  a nivel mundial?

Desde la envejecida Europa no se ve, pero una generación ha bastado para que el catolicismo “se dispare” en el mundo. Un ejemplo hispano: en 2016 tomó posesión el nuevo arzobispo de Santo Domingo, en República Dominicana, Francisco Ozorio. En los 35 años que su predecesor, Nicolás de Jesús López, pastoreó la diócesis, esa iglesia local pasó de 2 millones de habitantes a 3,6 (un 75% de crecimiento);  de 86 parroquias a 215 y de unos 250 sacerdotes a casi 500. Hay muchos más ejemplos.

En total, a nivel mundial, desde 1970 la Iglesia Católica ha doblado el número de sus miembros: en la época del pelo ‘afro’, los hippies y los pantalones acampanados había 650 millones de católicos; hoy son unos 1.400 millones (1.390 con cifras de 2022).

El sociólogo Philip Jenkins lo explicaba con términos contundentes: “la Iglesia Católica es la institución religiosa más grande del planeta y está disfrutando de un crecimiento a escala global sin precedentes. El número de católicos se ha duplicado desde 1970 y esto ha ocurrido a pesar de las recientes controversias y crisis”.

Y Asia, cada vez más, será un exponente de ese crecimiento, como muestra el caso de Borneo.

(Artículo publicado originariamente el 11 de julio de 2017, lo republicamos en 2024 con cifras actualizadas con razón de la vista del Papa Francisco a Indonesia).