El Vaticano “sigue con gran preocupación” la situación del obispo chino de Wenzhou, monseñor Peter Shao Zhumin, que se encuentra en paradero desconocido desde septiembre tras haber sido llevado por policías del régimen comunista.
 
La Santa Sede ha emitido este lunes un comunicado a través del director de la Oficina de Prensa, Greg Burke, donde destaca que está “profundamente entristecida” por este episodio y otros ‘secuestros’ similares que se han producido.


De este modo, el Vaticano denuncia que “desgraciadamente” lo que está ocurriendo con el obispo de Wenzhou “no facilita el camino hacia la comprensión” entre las autoridades chinas y la Iglesia Católica.
 
“La comunidad católica diocesana y sus familiares no tienen noticias ni sobre los motivos de su alejamiento, ni sobre el lugar donde se encuentra retenido”, dice el texto de la Santa Sede, que además invita a todos a “rezar por Mons. Shao Zhumin y por el camino de la Iglesia en China”.


El prelado de 54 años lleva secuestrado por el régimen desde el pasado mes de septiembre, cuando murió al anterior obispo de Wenzhou, diócesis reconocida por Roma pero no por la iglesia patriótica, dependiente del gobierno.
 
Monseñor Shao Zhumin era el obispo coadjutor por lo que era el sucesor natural en esta diócesis. Sin embargo, no pudo llegar ni a presidir los funerales y tomar posesión de la sede episcopal.
 
La policía se llevó al obispo en septiembre y unos días después era fotografiado retenido por varios agentes en el aeropuerto de Wenzhou, por lo que muchos supusieron que sería puesto en libertad. Sin embargo, esa fue la última vez que se le vio y a día de hoy sigue desaparecido.
 
En la actualidad, la Diócesis de Wenzhou está formada por unos 130.000 fieles pertenecientes a la Asociación Patriótica y unos 80.000 de la subterránea fiel a Roma.