El domingo 9 de enero la Iglesia de rito latino celebró la fiesta del Bautismo del Señor, y en Tierra Santa se celebra con dos actos especiales: una misa, ese domingo, en el lado palestino del Jordán y una peregrinación, al viernes siguiente (14 de enero) en el lado jordano del río. Las celebraciones de ortodoxos y coptos llegan al río el día 18.
El año pasado, casi sin gente ¡pero sin minas!
En 2021, por la pandemia, sólo un puñado de personas pudieron participar en Qasr al-Yahud, el punto del Jordán que gestiona el Ministerio de Turismo de Israel. Este año 2022, el domingo pudieron participar unos mil peregrinos llegados de distintos lugares de Tierra Santa, con el Custodio franciscano de Tierra Santa, Francesco Patton, presidiendo una misa al aire libre.
En 2021 los asistentes fueron pocos pero conscientes de estar en una ocasión especial: el lado israelí se acababa de limpiar de minas y era posible celebrar un acto así, algo que no se celebraba allí desde hacía 54 años.
Patton, el Custodio franciscano de Tierra Santa, en la misa del Bautismo del Señor, junto al Jordán
En 2022, con las autoridades locales y fieles
Este domingo 9 de enero de 2022, a recibir a los mil asistentes y al Custodio franciscano, acudieron las autoridades civiles y religiosas locales de Jericó (de la Autoridad palestina): el alcalde, el gobernador y el imán de la mezquita de Jericó. También asistieron a la celebración el Cónsul General de Italia, Giuseppe Fedele, el Cónsul General de España, Alfonso Lucini Mateo, el jefe de asuntos políticos del consulado belga, Philip Haspeslagh, y el padre Mario Hadchiti, párroco de la Iglesia Latina del Buen Pastor de Jericó.
Videonoticia (en español) de la celebración del Bautismo del Señor el domingo 9 de enero de 2022 en la iglesia franciscana en Qasr al-Yahud
La liturgia comenzó en el convento franciscano del Buen Pastor de Jericó, y luego, en solemne procesión, los frailes se dirigieron a las orillas del río Jordán para la celebración de la misa.
Fray Francesco Patton señaló, como signo de esperanza, que lo que había sido un campo de guerra, un campo de minas, es hoy «un campo de paz, adoración y oración».
También explicó el significado de que Jesús se bautizara en el Jordán: expresaba así, dijo, la solidaridad de Dios con la humanidad pecadora, es decir, con cada uno de nosotros, la intención que Dios tiene de salvar a toda la humanidad y a cada uno de nosotros.
«No es el agua lo que purifica a Cristo, sino que es Cristo quien santifica el agua. Este es el significado de la Encarnación del Hijo de Dios: en el momento en que Cristo comienza a visitar a la humanidad pecadora, la humanidad pecadora comienza a experimentar la benevolencia, el amor, la santidad y la salvación de Dios. No es Dios quien se «corrompe» por el contacto con nosotros, sino que somos nosotros quienes nos «santificamos» por el contacto con Él», predicó en la homilía.
Acabada la misa, los monjes peregrinaron al monasterio greco-ortodoxo de los Cuarenta Días, cerca de Jericó, que según la tradición está en el lugar donde Jesús fue tentado por Satanás. Allí rezaron leyendo ese episodio del Evangelio.
La fiesta en el lado jordano
El lado jordano de la orilla tiene también una significación especial y desde hace 22 años recibe peregrinaciones católicas en la fiesta del Bautismo de Jesús, o, más exactamente, en el viernes posterior. También las recibirá este 14 de enero.
El punto se llama en árabe Al-Maghtas («bautismo» o «inmersión»). En Juan 1,28 leemos que donde Juan el Bautista bautizaba era en «Betania al otro lado del Jordán» y la Iglesia considera que este lugar, al otro lado del río -en territorio jordano- marca el sitio. El lugar fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2015.
En 2021, el Patriarca Latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, defendía su convicción de que los acontecimiento que cuenta el Evangelio de Juan están histórica y arqueológicamente ubicados en este lado jordano.
Hace más de 25 años que los arqueólogos encontraron allí antiguas iglesias romanas y bizantinas, restos de un monasterio, cuevas de ermitaños y pilas bautismales, destruidas por terremotos y crecidas de ríos. Juan Bautista intentaba seguir los pasos de Elías («Juan es el Elías que había de venir», explicaba Jesús en Mateo 11,14) y el lugar también se identifica con Elías y atrajo a ermitaños que querían vivir al estilo de Elías.
Cada segundo viernes de enero se celebra desde hace 22 años una peregrinación latina. Este año el Patriarca Pizzaballa celebrará la misa en la Iglesia del Bautismo de Cristo, que es un templo nuevo, cuya construcción está casi terminada, informa abouna.org. Tiene capacidad para 2.000 personas pero la autoridad eclesial solo admitirá mil por mantener las distancias sanitarias por el coronavirus.
A la ceremonia asistirán, entre otros, el arzobispo melquita de Petra y Jordania, Joseph Jbarah (los melquitas son católicos de lengua árabe y rito griego), el vicario patriarcal latino para Jordania, el padre Jamal Khader, y el encargado de negocios de la Nunciatura Apostólica en Ammán, Mauro Lalli. Para celebrar esta cita colaboran la Iglesia, el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Jordania, el Consejo de Turismo, el Alto Comité para Al-Maghta, Lugar Bautismo, las fuerzas policiales, los scouts católicos y los coros.
La historia del lado palestino del Jordán
En la orilla occidental del río Jordán, conmemorando el bautismo de Jesús, se encuentra una pequeña iglesia franciscana, construida en 1956 en un terreno adquirido por la Custodia de Tierra Santa en 1932.
La procesión de los franciscanos pasó junto a una zona del Jordán, en la frontera con Jordania, que aún ha de ser desminada; pero buena parte ya se ha limpiado
Los franciscanos y cristianos locales peregrinan anualmente al lugar al menos ya en 1641. Pero en 1967, debido al estallido de la Guerra de los Seis Días entre Israel y Jordania y sus aliados árabes (breve, pero que causó unos 12.000 muertos), la zona se convirtió en un campo de minas de 55 hectáreas del que los franciscanos se vieron obligados a salir.
La zona en territorio palestino (zona C de los acuerdos de Oslo) se desminó parcialmente para la visita de Juan Pablo II en el año 2000 y se abrió a peregrinos en 2011. En marzo de 2018, la asociación Halo Trust logró completar el desminado y entregó las llaves a los franciscanos en octubre de 2020.
La estructura del edificio franciscano tiene dos niveles con dos tramos de escaleras en el exterior del edificio, que dan acceso a la pequeña iglesia del piso superior. Tras unas reformas, la iglesia se reabrió en 2021, en plena pandemia, y se usa para la celebración de la Fiesta del Bautismo de Jesús.
(Publicado originariamente en la web de Fundación Tierra Santa, a partir de información de Vatican.va)