Monseñor Désiré Tzarahazana es uno de los 14 cardenales que creará el Papa Francisco el próximo 29 de junio. El arzobispo de Toamasina es actualmente el presidente de la Conferencia Episcopal de Madagascar.
Esta enorme isla situada frente a la costa oriental de África tiene unos 24 millones de habitantes, y algo más de la mitad serían cristianos. Sin embargo, el neocardenal alerta de la islamización fulgurante a la que se está sometiendo al país.
En esta entrevista con Ayuda a la Iglesia Necesitada, el prelado africano habla de esta problemática y de la situación de la Iglesia en su país:
-¿Cuál es el principal desafío de la Iglesia en su país?
- La profundidad de la evangelización. Y es que yo me planteo la siguiente pregunta: ¿Por qué nos encontramos en esta situación tan crítica al tiempo que hay un aumento del número de cristianos y siendo que nuestros dirigentes son, en su mayoría, cristianos? Si fuéramos verdaderamente cristianos, no nos encontraríamos en esta tesitura. De ahí mi interpelación: ¿Cuál es la profundidad de nuestra fe? La cantidad está bien, pero eso no es lo esencial. Si alguien profesa la fe, pero al día siguiente roba al vecino o no se interesa por la vida de la gente, entonces se trata de una fe que no es plenamente vivida.
-¿Cuáles son las fortalezas de la Iglesia Católica?
- Estamos dispuestos a denunciar lo que está mal. Nos atrevemos a hablar y a decir la verdad sin entrar en la “politiquería”. No formamos parte interesada como otros grupos, por ejemplo hay pastores que quieren ser ministros del presidente. Puedo asegurar que en Madagascar la única institución creíble es la Iglesia Católica.
- ¿Se ven también afectados por el una islamización del país?
- ¡Sí, el incremento del islamismo es palpable! ¡Es visible! Es una invasión. Con el dinero de países del Golfo y de Pakistán compran a la gente: hay jóvenes que van a estudiar a Arabia Saudí y que cuando regresan a Madagascar ejercen de imanes. Nosotros hemos organizado un encuentro con los imanes para compartir nuestra preocupación, y uno de los imanes era un antiguo seminarista. Ciertamente, no ha dicho que lo que lo atrajo era el dinero, pero esto ha ocurrido por la pobreza que reina aquí. Hay una verdadera presión. Por ejemplo, en el norte, dan dinero a las mujeres para que lleven el velo integral, la burka, en la calle, con el fin de dar visibilidad a la expansión del Islam en el país. Y por la noche, las mujeres vuelven a ponerse su ropa normal.
En mi diócesis están construyendo mezquitas por doquier… aunque no haya suficientes musulmanes. Existe un proyecto consistente en construir más de 2.600 mezquitas en Madagascar.. También hacen que vengan musulmanes en masa de Turquía, lo cual es un fenómeno que nos inquieta mucho: entre una y dos veces por semana, la compañía aérea Turkish Airlines trae grupos de musulmanes que se instalan en el país. Incluso en pleno campo, no se sabe bien qué hacen allí, pero se instalan y no regresan a su país. La población es pobre, pero el país es rico e inmenso para 22 millones de habitantes, por lo que hay espacio para ellos.
-¿Ve usted concretamente el peligro de un Islam radical?
- De momento, todavía no se nota gran cosa, pero no se sabe qué traerá el futuro. Están empezando a instalarse, y a medida que el número de fundamentalistas aumenta, uno se pregunta cuándo se mostrarán realmente como son, y eso nos verdaderamente nos inquieta.
En las Comoras, justo al lado, una gran parte de la población vive un Islam extremista, y esta gente también desembarca en masa en Madagascar, sobre todo, en Mahajanga. Allí se casan con mujeres malgaches y los hijos nacidos de estos matrimonios son educados en un Islam radical.
-¿Cómo reacciona el Gobierno ante ello?
- Nos hemos reunido en numerosas ocasiones para alertarlos y explicarles la situación, pero no hacen nada, no hay más que hipocresía, y nos preguntamos si no estamos clamando en el desierto… A menudo nos vemos con dirigentes, incluso de alto rango, para explicarles lo que no funciona, como, por ejemplo, el robo de tierras. Nuestra tierra nos la ha robado un forajido al que conoce todo el mundo, pero no solo no le han parado los pies, sino que, además, ha ganado el juicio en los tribunales (!). Realmente, estamos gobernados por almas corruptas…
- ¿Se celebrarán elecciones presidenciales en noviembre de este año?
- Todo eso es un poco complicado, todavía no se sabe qué va a pasar y a dónde nos dirigimos, pero rezamos a Dios para que todo vaya bien y para que el Espíritu Santo nos guíe para evitar el caos.
- El año pasado se registraron varios ataques contra conventos católicos. ¿En qué ha quedado todo ello?
- Tras esos ataques llega la calma, luego resurgen, lamentablemente; este fenómeno de inseguridad sigue presente y es penoso, tanto en las ciudades como en el campo. La gente tiene miedo de ir a trabajar a causa de la inseguridad. Y debido a la injusticia, la gente se toma la justicia por su mano. Lo que reina actualmente es la justicia popular… Como ven, realmente hay muchos desafíos que afrontar para poner en orden nuestro país.
- ¿Cuenta usted con suficientes sacerdotes que puedan ser misioneros de esa evangelización de la que hablaba antes?
- En mi diócesis (Toamasina) no tengo suficientes sacerdotes, por lo que pido ayuda a los misioneros e intento dar una buena formación a todos, comenzando por los seminaristas. El número de seminaristas va en aumento, pero debido a la extrema pobreza reinante, siempre tenemos que preguntarnos si se trata de auténticas vocaciones o si subyace el deseo de obtener una seguridad material. Por tanto, hay que discernir bien. Además, y también debido a la pobreza, no hay carreteras ni medios de comunicación para acceder a la población de cada poblado, todo es muy difícil. Nuestro reto es disponer de una emisora de radio que emita en cada rincón de la diócesis para que la palabra de la Iglesia pueda ser escuchada por todas las familias. ¡Y, por qué no, un canal de televisión!
-Monseñor, ¿podría decirnos algo acerca de los cursos de formación continua de los formadores de los seminarios mayores que se dan en Roma cada verano, en el marco de un proyecto apoyado por ACN?
- Esa es realmente una hermosa iniciativa, ¡gracias de corazón! Estamos muy contentos y convencidos del provecho de la formación, y os damos las gracias y os felicitamos por esta iniciativa. Puedo dar testimonio de que es una hermosa iniciativa que merece continuación.
- ¿Cree usted que el Papa Francisco visitará Madagascar, tal y como se sugirió en marzo pasado? ¿Qué mensaje espera del Papa?
- No puedo prometerlo al cien por cien, pero tengo esa esperanza. Él es muy consciente de que así lo deseamos y existe una alta probabilidad de que nos visite el año que viene. Hay muchos mensajes que nos gustaría recibir, pero, sobre todo, que haga referencia a la importancia de ser justo, de frenar la corrupción, de dirigir bien el país… para que todo el mundo intente ser un buen ciudadano y un buen cristiano.