El obispo de Bangassou (República Centroafricana), el misionero andaluz Juan José Aguirre, acudió este domingo a la mezquita de Bangassou donde se refugiaban un millar de musulmanes atemorizados por los bandidos antibalaka (en su mayoría animistas) que rodeaban la zona y disparaban contra los lugareños del barrio musulmán de Tokoyo.

El obispo se vio envuelto en un tiroteo mientras estaba allí como escudo humano para intentar proteger a los refugiados en la mezquita. Constató al menos 40 muertos y cien heridos.


Miguel Aguirre, hermano del obispo, ha explicado a Europa Press que "un francotirador disparó y mató al imán de la mezquita". Sin embargo, con la presencia del obispo español y del cardenal Nzapalainga (que también fue obispo de esa diócesis y es un reputado negociador), y después con la llegada de tropas portuguesas de la Minusca (la misión de la ONU en el país) los refugiados en la mezquita pudieron ser evacuados en camiones y llevados a instalaciones de la Iglesia, como el seminario diocesano, la catedral y la casa del obispo, para su protección.


  Milicianos antibalaka, llenos de amuletos al cuello

Las tropas portuguesas bajo bandera de la ONU vigilan ahora la zona.


Antes de la evacuación, el obispo Aguirre mandó este mensaje a su familia: "Estoy muy bien, aunque haciendo de escudo en la mezquita para que no maten a más de 500 mujeres y niños dentro. Acaban de llegar los soldados portugueses. El cardenal está negociando con los 'antibalakas'. Nosotros, dos o tres, protegiendo la mezquita desde hace tres días, recogiendo heridos y cadáveres. Hemos contado 40 muertos y cien heridos. La misión aquí está llena de gente. 20 personas y niños han dormido en un salón durante 3 días. Estoy bien y vivo todo en calma. Tomo mis medicinas. Duermo bien”. 

Una vez de vuelta a la misión católica, con los refugiados, escribe:“Hemos traído más de 1.000 musulmanes de la mezquita hasta el seminario, que, con los otros desplazados, hay aquí unas 1.500 personas. Los musulmanes lo han perdido todo. Esta noche robarán sus comercios, mañana sus casas, otro día sus planchas de zinc. Han quemado el mercado de Tokoyo. Hay 4 muertos que mañana enterraremos junto a los de la Cruz Roja. Esta mañana han enterrado 20. Cuando me volví a casa no quisieron quedarse allí y dejaron el resto para mañana. Os mando algunas fotos, las menos desagradables”.


  Un convoy de la Minusca, las tropas de la ONU en República Centroafricana


Los agresores contra el barrio de Tokoyo son unos 600 milicianos antibalaka, que en su mayoría son animistas. Estas milicias surgieron hace unos años, al principio, como grupos de autodefensa contra las bandas de mercenarios y bandidos musulmanes extranjeros como Seleka, que saqueaban el país. Anti-balaka significa "antibandidos".

Pero como suele suceder en estos casos, una vez armados y acostumbrados a usar la fuerza, los anti-balaka se convirtieron a su vez en bandidos dedicados a atacar y saquear las poblaciones musulmanas del país. Se les identifica a menudo por la gran cantidad de amuletos mágicos y objetos de la suerte que suelen llevar ostentosamente colgados del cuello.

Miguel Aguirre, el hermano del obispo, cree que como consecuencia de la violencia de estos días en Bangassou han muerto unas cien personas, incluyendo algunos de los asaltantes. Al menos un casco azul marroquí resultó muerto y otro herido de gravedad.


Bangassou es una zona fronteriza con la República del Congo. A menudo llegaban de allí refugiados congoleños o bandidos y guerrilleros de distintas facciones que secuestraban niños y adolescentes. Ahora son los habitantes de Bangassou los que cruzan el río que hace de frontera con Congo para huir de los antibalaka. 


 El obispo Aguirre con una de las ancianas abandonadas que atiende la diócesis

Aunque ha habido violencia en República Centrafricana desde 2013, primero con la irrupción de milicias extranjeras y mercenarios como Seleka, luego con los grupos antibalaka, la remota Bangassou se había librado relativamente bien, aunque  diversas facciones robaron vehículos y destruyeron instalaciones de la diócesis. 

La diócesis, pobrísima y del tamaño de toda Andalucía, ha mantenido durante estos años un eficaz comité de mediación entre cristianos y musulmanes de la zona, presidido por el sacerdote que dirige Caritas, que desactivaba tensiones y evitaba que los conflictos locales recurriesen a la violencia.


Los cristianos de Bangassou (y también sus vecinos musulmanes) reciben mucha ayuda, aunque siempre insuficiente, de benefactores desde España que apoyan desde la veterana Fundación Bangassou (www.fundacionbangassou.com), creada por el obispo y sus familiares en 2003, y que hoy cuenta con delegaciones en Córdoba, Madrid, Antequera, Zarauz y León. 

La Fundación Bangassou ayuda a mantener en la diócesis 40 guarderías (para 2.500 niños), 5 escuelas, un instituto de secundaria, atención escolar para unos 200 huérfanos, 25 profesors para alfabetización de adultos, 10 dispensarios, 10 farmacias, una leprosería y una multitud más de iniciativas de desarrollo. (Se puede apoyar con donativos aquí