El encuentro incluye una visita a la fosa común del gulag de Karagandá, donde están sepultados 20.000 caídos de la Segunda Guerra Mundial y de la represión comunista, incluyendo españoles (tanto republicanos, "niños de la guerra civil" o estudiantes, como miembros de la División Azul, presos allí).
En los eventos participan sacerdotes y religiosas de Asia Central y Rusia. En el marco de un Congreso Mariano sobre los hechos de Fátima participan también unos 70 católicos y delegados ortodoxos. Paolo Pezzi, arzobispo de Moscú, habla allí de la devoción a María como método para vivir la fe: “Porque como María, también nosotros somos instrumentos para que el Señor se haga carne”.
El momento más esperado es la celebración del 13 de mayo por la mañana, presidida por el cardenal Joseph Cordes, enviado especial del Papa: “Para la Iglesia, es un modo de demostrar la cercanía a nuestra comunidad”.
Con motivo de esta ocasión especial, las Iglesias de Rusia y de Asia central renovarán su consagración a la Virgen.
Para la Iglesia rusa, la consagración a la Virgen de Fátima tiene un valor importante, porque fue un pedido de la Virgen misma a los pastorcitos de Fátima.
Por distintas regiones de Rusia ha peregrinado un icono de la Virgen de Fátima, al estilo bizantino (diseñado y difundido por el sacerdote misionero español Alejandro Burgos hace ya años), quedándose un par de semanas en cada parroquia o comunidad, reuniendo a las familias en oración. En Astaná, por ejemplo, se reunieron para rezar juntos católicos, ortodoxos e incluso acudieron musulmanes.
Adelio Dell´Oro, obispo de la diócesis de Karagandá, es anfitrión de muchas de estas actividades en la Catedral de Nuestra Señora de Fátima, en la ciudad de Karagandá. Los encuentros se iniciaron el 9 de mayo y culminarán con la misa matutina del 13 de mayo.
El obispo, italiano con años en Asia Central, explica a la agencia AsiaNews que hay cosas que han cambiado. “El desafío es conquistar a los jóvenes, también ellos están aplastados por la globalización, y son presa de la manía por el dinero y la carrera. Yo llegué aquí por primera vez en 1997, en aquel tiempo estaba en Caritas. Entonces la Universidad estaba llena de jóvenes que tenían una pregunta muy viva sobre el sentido de la vida, que ahora está sepultada bajo cenizas”.
En la diócesis hay unas 20 parroquias, con unos 8.000 fieles que participan de modo activo. “Es difícil decirlo, pero aquí puede suceder de todo, también puede que muera un abuelo ortodoxo y que se realicen los funerales en nuestra iglesia”, explica el obispo.
“Antes, hace 25 años, la fe era comunicada a través de la persecución. Desde que cayó la Unión Soviética, hubo más libertad para profesar la fe, que llevó a un momento de gran entusiasmo para todos, no sólo para los cristianos. Llegaron sacerdotes polacos y alemanes, que han reunido a los católicos y cristianos y fueron construidas nuevas iglesias".
En los últimos 20 años muchos fieles volvieron a sus países de origen, sobre todo debido a la política polaca de repatriación.
“Muchos alemanes, polacos y ucranianos habían llegado a Kazajistán debido a las deportaciones de Stalin. Karagandá era el centro más importantes de los lagers.. “Nuestras comunidades- continúa el obispo- disminuyen. Además, según me parece, durante el período soviético los laicos participaban más porque, debido a la falta de sacerdotes se sentían más responsables”.
Como tantos otros misioneros, el obispo de Karagandá mantiene una esperanza basada en la fe. "Como dice la Virgen: Mi corazón vencerá".
Este vídeo (en ruso, pero con hermosa imágenes) recoge cómo es la peregrinación del icono de la Virgen de Fátima por las pequeñas parroquias católicas de Rusia y Asia Central