Se junta la medicina moderna de finales del siglo XX y algo tan ancestral como la violencia de jaguar sobre su presa humana. Tiene algo profundamente ligado a la esencia de los misioneros en los lugares más remotos. Puede ser el milagro para canonizar a José Allamano, fundador de los Misioneros de la Consolata, beatificado en 1990.
Lo investiga la diócesis de Roraima, en el norte de Brasil, que este mes de marzo ha cerrado la fase diocesana de la investigación del posible milagro.
"Cráneo destrozado, con pérdida de masa cerebral"
Un indígena de etnia yanomami llamado Sorino fue atacado hace 25 años (es decir, en 1996) por un jaguar. Los detalles los cuenta una de los testigos de los hechos, la misionera Maria Da Silva Ferreira.
“Fue el 7 de febrero de hace 25 años. El indígena Sorino, en la selva, fue atacado por un jaguar, que le arrancó con fuerza el cuero cabelludo. Recuerdo que el cráneo quedó en parte destrozado, con pérdida de masa cerebral. Sorino perdió la vista. Hubo momentos de gran tensión. Llamamos a los médicos y no se pensó que se le pudiera salvar", describe la misionera.
"En esos días comenzó la novena del Beato José Allamano, y lo invocamos por la curación de esta persona. Lo encontraron de repente curado y ya entonces se consideró un milagro”, añade la misionera.
¿Por qué dejaron pasar 25 años?
Pero, si sucedió en 1996, seis años después de la beatificación de Allamano, ¿por qué los misioneros del lugar no dieron ya los pasos para presentar este milagro en la causa de canonización de su fundador?
Según recoge OMPress, Maria Da Silva Ferreira responde, simplemente, que estaban muy ocupados en su trabajo con los yanomamis.
“Todos los misioneros de la Consolata estaban muy ocupados trabajando con el pueblo Yanomami, ayudándoles a tomar conciencia de su identidad y derechos, aún hoy como entonces, amenazados por actividades económicas como las de los garimpeiros y los buscadores de oro. Nuestro trabajo estaba a su lado y, extrañamente, nadie pensó en seguir adelante con el reconocimiento de la curación", admite.
"El Sínodo de la Amazonía fue importante para despertar esto. Entre otras cosas, el yanomami es un pueblo prácticamente no evangelizado, y el reconocimiento del milagro sería también un reconocimiento desde el Cielo a nuestras décadas de actividad junto a esta etnia, en nombre del diálogo y la promoción humana. En cualquier caso, el beato Allamano solía pedir que se hicieran las cosas ‘bien, sin ruido y sin prisas’. Y es lo que ha ocurrido con esta causa”.
Una congregación misionera muy activa
El italiano José Allamano (1851-1926) fundó los Misioneros de la Consolata y también las Hermanas Misioneras de la Consolata. Los misioneros son actualmente unos mil, 700 de ellos sacerdotes, con más de 200 comunidades en más de 25 países.
Las religiosas son más de 700, en 120 comunidades de una veintena de países.
Se considera a Allamano parte de una especie de generación muy fértil de “santos sociales turineses” del siglo XIX, entre quienes estarían también Don Bosco (fundador de los salesianos), San José Benito Cottolengo y Leonardo Murialdo (fundador de los llamados "josefinos de Murialdo"), entre otros.