En ocasión del Miércoles de Cenizas, inicio del tiempo de Cuaresma, los obispos filipinos han lanzado un último pedido a los legisladores, pidiendo a ellos que se opongan a la reintroducción de la pena de muerte para los delitos relacionados con la droga, está próxima a la aprobación.

El gobierno quiere ratificar el proyecto de ley el 7 de marzo, en su tercera y final lectura. Los representantes de la Iglesia por otro lado han exhortado a los parlamentarios a expresar su propio parecer en una votación nominal.


Bodrerick S. Pabillo, obispo auxiliar de Manila, también ha criticado la elección de la asamblea legislativa aprobar, en una segunda lectura con votación a voz “anónima”, sin nombres, la controvertida medida de la reintroducción de la pena de la pena capital.

“La Cámara baja -declaró Pabillo- eligió la muerte y no la vida”. “Han también tenido miedo de ser identificados”. “Rechazaron votar en modo nominal”.

Rodolfo Diamante, secretario ejecutivo de la Comisión episcopal para la asistencia pastoral a los encarcelados, afirmó que la aprobación del proyecto de ley de ayer estaba ya en parte previsto. Él sostuvo: “Han elegido el camino que lleva a la muerte en cambio de batirse por la vida en este tiempo de Cuaresma”.

Ramón Argüelles, arzobispo emérito de Lipa, también dijo que es irónico que la medida haya sido aprobada el Miércoles de Cenizas, “el primer día de un tiempo de conversión de las maldades”. El prelado agregó: “Los legisladores eligen ir contra la palabra de Dios. Eligen la muerte en nombre del pueblo”.


El cardenal Luis Tagle de Manila, había precedentemente afirmado, en su invitación a los parlamentarios a rechazar la pena de muerte, que los hombres no pueden creerse que son dioses. Él recordó que la vida humana es un don de Dios, en cuanto cada persona es creada a Su imagen y semejanza y que cada ser humano es salvado por Jesucristo. “A la vista  de Dios, fuente de vida, nosotros somos humildes. No podemos creernos como si fuésemos dioses", dijo.

Este es el motivo-advirtió el cardenal- por el cual "una ética de la vida, una cultura de la vida, no es coherente con el aborto, la eutanasia, el tráfico de seres humanos, las mutilaciones y la violencia contra personas inocentes y vulnerables”.