Ancy Bruno es una misionera de la India, de 34 años, que pertenece a la congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana (www.chcsa.org), fundada en Zaragoza en 1804 por dos catalanes, la Madre Ràfols y el padre Juan Bonal. Ancy vive en España desde hace cinco años y con motivo de la campaña de Manos Unidas contra el hambre explica en Pontevedra cuáles son las condiciones de vida entre los pobres de su país y cómo Manos Unidas ayuda allí, con 183 proyectos en la actualidad. Manos Unidas (www.manosunidas.org) es la ONG de la Iglesia española de ayuda internacional al desarrollo.
En zonas selváticas, niños salvajes
Con sus hermanas de congregación, Ancy trabajó durante 5 años con los más pobres en zonas selváticas. "No teníamos donde tratar a los enfermos, porque aquella zona es como un bosque y los niños salen fuera y viven como los animales, no tienen educación ni salud. Se exponen a mordeduras de animales y no teníamos medicamentos para darles. Con Manos Unidas pudimos construir un dispensario para atenderlos", explica.
"Teníamos que ir casa por casa para educar a los padres para que enviasen a sus hijos a recibir una buena educación, pero no había manera. Los niños no quieren, quieren trabajar en el campo. Allí se cosecha una vez al año y se vive con ese arroz todo el año", declara a Ana López, en el Faro de Vigo.
Las enfermedades son la mayor amenaza para la población de estas tribus: malaria, tuberculosis, sida... "Nuestro país es hinduista y los gobernadores no contribuyen ni con una rupia a nuestro trabajo porque somos una congregación cristiana. Nosotras tenemos que pagar a esos maestros".
"Hemos contribuido un poco, pero cuanta más ayuda recibamos, más medicamentos podremos comprar, tener un orfanato en condiciones, atender a las parturientas...", añade. Ancy Bruno recuerda que los niños en la India comen solamente una vez al día. "Afortunadamente, en la escuela les damos buena comida cada mediodía", subraya.
Niñas recién nacidas en la basura
"Yo vi como recogían niñas recién nacidas de la basura. Sabía que Teresa de Calcuta lo hacía, pero yo misma lo vi. Las familias no quieren tener hijas porque eso implica ofrecerlas en matrimonio con una dote y no tienen dinero, no pueden permitírselo. Eso no se puede contar en los medios de comunicación del país", denuncia.
Las mujeres son el colectivo más desfavorecido. "La situación de las mujeres sigue siendo terrible, pese a que estamos en el siglo XXI, una época avanzada tecnológicamente. A menudo se da a la mujer la comida de peor calidad. Y las calles son peligrosas para ellas. "Una mujer no puede salir a partir de las seis de casa y viajar en un autobús. Yo siempre lo hacía en taxi o, si tenía que ir en el autobús, al lado del conductor siempre, porque los hombres te molestaban mucho", declara.
Hay persecución y la prensa lo oculta
Tampoco en este sentido el Gobierno indio colabora. "El último presidente elegido, hace tres años, está viajando por todo el mundo y diciendo buenas cosas a los indios, pero no hay resultados. Sigue habiendo persecución [contra los cristianos]. Allí no tenemos derecho de decir nada directamente ni por la prensa. Solamente los religiosos, a través de las revistas cristianas, conocemos la situación", resume. Admite que en su país suele camuflar la cruz que lleva al cuello, "por los fundamentalistas".
"La gente de España es muy buena, nunca me han hecho sentir mal aquí", explica. Pero no siente miedo a la hora de pensar en volver a su país. "No tengo miedo. No sabía dónde me iban a enviar con la congregación, y me han mandado a España. Yo tengo que dedicar la vida a los demás", asegura tras 16 años como religiosa.
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