Tanto los líderes católicos, reunidos en la Asamblea de Ordinarios Católicos de Tierra Santa, como otras entidades internacionales de coordinación de comunidades cristianas, han expresado su rechazo al plan del presidente Donald Trump para la región.
Según señalan los obispos católicos, el plan “no tiene en cuenta” los derechos de los palestinos, mientras que “avala” las pretensiones de una sola parte, la israelí.
El plan formulado por la Casa Blanca, recibido con favor por Israel y rechazado por la Autoridad Palestina prevé cuatro puntos fundamentales:
- Jerusalén como “capital indivisible” de Israel, mientras que la capital de un futuro Estado palestino quedará en la periferia oriental de la Ciudad Santa, más allá de la barrera de seguridad
- ninguna posibilidad de retorno de los refugiados palestinos huidos o expulsados desde 1948, con pocas compensaciones
- en violación al derecho internacional, las colonias israelíes ilegales seguirán sin cambios
- Gaza y Cisjordania estarán conectadas por un túnel, que se realizará dentro de los próximos 4 años, y que contará con un tren de alta velocidad.
“Este plan no traerá ninguna solución, al contrario éste será fuente de mayor tensión y con toda probabilidad, mayor violencia y derramamiento de sangre” , advierten los obispos católicos de Tierra Santa en una nota.
Declaración de la Asamblea de Ordinarios Católicos de Tierra Santa sobre el plan "de paz y propiedad" (texto completo)
El Conflicto israelí-palestino, por decenios está en el centro de muchas iniciativas de paz y de propuestas de soluciones.
Como se dijo muchas veces en el pasado, creemos que no existan propuestas y no podrán ser alcanzadas perspectivas serias, si no habrá antes un acuerdo entre los dos pueblos: los israelíes y los palestinos. Y estas propuestas deben estar fundadas sobre iguales derechos y par dignidad.
El plan “De la paz a la prosperidad” presentado (el 28 de enero) no contiene ninguna de estas condiciones. Este no garantiza dignidad y derechos a los palestinos. Esta va considerada como una iniciativa unilateral, desde el momento que avala todas las pretensiones de una parte, la israelí, y su agenda política. Por otra parte, este plan no tiene de hecho en consideración los legítimos pedidos del pueblo palestino para tener una madre patria, no tiene en cuenta sus derechos y aquellos de una vida que sea también para ellos digna y decorosa.
Este plan no traerá ninguna solución, al contrario éste será fuente de mayor tensión y con toda probabilidad y derramamiento de sangre.
Al contrario, no nos esperamos que sean respetados sino mejorados los precedentes acuerdos firmados por las dos partes. Acuerdos que ponían sus bases sobre la completa igualdad entre los seres humanos de todos los pueblos.
Por lo tanto, renovamos la invitación a todas las Iglesias cristianas del mundo, para que recen por Tierra Santa, para que trabajen en la dirección de la justicia y de la paz y para que sean siempre voz de las personas que no tienen voz.
“El fruto de la justicia se siembra en la paz por aquellos que trabajen por la paz” (Santiago 3-18)-
Jerusalén, 29 de enero de 2020
La crítica del Consejo Mundial de las Iglesias
También ha mostrado su oposición el Consejo Mundial de las Iglesias, que agrupa a muchas iglesias protestantes, coptas y ortodoxas (pero al que no pertenece la Iglesia Católica).
Su secretario general, Olav Fykse Tveit, ha declarado que un plan para la paz en Tierra Santa debe «estar en conformidad con los principios del derecho internacional sobre ocupación beligerante y derechos humanos». En cambio, este plan Paz por prosperidad, «constituye más un ultimátum que una solución real, sostenible o justa. Cualquier solución que no se base en la justicia y un acuerdo negociado será una imposición y un instrumento de opresión».
Analizando los detalles del plan, el Consejo Mundial de las Iglesias denuncia que los territorios «asignados a los palestinos son pequeños enclaves aislados sin contigüidad territorial, separados por asentamientos palestinos y conectados solo por circunvalaciones bajo control israelí».
En nombre de las 348 iglesias y denominaciones (tanto ortodoxas como de la Reforma) que componen el Consejo Mundial de las Iglesias Tveit ha exhortado a la comunidad internacional a «no apoyar esta propuesta ni a reconocer su implementación a menos y hasta que se haya negociado y acordado con los representantes del pueblo palestino un plan mejor».
«Socava» el derecho internacional
También la Federación Luterana Mundial ha expresado su rechazo a la propuesta de la Administración Trump. «Ignora principios fundamentales del derecho internacional y de las convenciones de derechos humanos, así como numerosas resoluciones de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad de la ONU, sentando un peligroso precedente para el futuro». Lo aseguran en un comunicado su presidente, el obispo Panti Filibus Musa, y su secretario general, Martin Junge.
«El derecho internacional, incluidas las convenciones de derechos humanos, se desarrollaron como respuesta a los horrores de la Segunda Guerra Mundial», afirmó Junge. «Su propósito es salvaguardar la paz y la seguridad. Es profundamente preocupante que al plan Paz por prosperidad los socave».
Pasos previos de Trump
Estos planteamientos están en continuidad con la política de Donald Trump durante todo su mandato, con medidas como:
- el traslado de la embajada norteamericana a Jerusalén en 2017,
- el reconocimiento de la soberanía israelí sobre los altos del Golán
- drásticos recortes en ayuda a entidades palestinas y a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA)
- la decisión de dejar de considerar como contrarios al derecho internacional los asentamientos israelíes en territorio palestino.